Por Raúl A. Pinto
Ya está en formato físico y VOD la interesantísima “The Brutalist, dirigida por Brady Corbet, una ambiciosa epopeya del siglo XX, estrenada mundialmente en Venecia y en Norteamérica TIFF 2024, y ganadora de tres premios Oscars. Esta cinta se mantuvo imparable en la temporada de premios, mostrando una profunda y meticulosa meditación sobre la ambición, el trauma y el sueño americano… o más bien, la pesadilla que se esconde tras su fachada.

Corbet revivió el uso del formato VistaVision y reintroduje en las salas la ya olvidada práctica del intermedio. Estamos ante una obra que, tanto en estética como en temática, recuerda a los grandes del cine clásico: David Lean, Otto Preminger y William Wyler.

Este portento visualmente deslumbrante y emocionalmente demoledor, dura 215 minutos —incluido el mencionado intermedio— donde se exige un compromiso absoluto por parte del espectador que vale totalmente la pena. László Tóth, llega a Estados Unidos cargando el trauma de la Segunda Guerra Mundial, con una mínima esperanza seguir adelante. Sin embargo, sus sueños se ven rápidamente aplastados por los prejuicios sistémicos y la traición de quienes deberían apoyarlo. Dividida en capítulos, la película traza su recorrido desde los días en que László duerme en el almacén de su primo, hasta convertirse en un arquitecto de renombre bajo el mecenazgo del industrial Harrison Van Buren (Guy Pearce). Cuando parece entonces, haber alcanzado el “American way of life”, también las grietas —del pasado y del presente— se hacen más profundas, erosionando tanto su carrera como su estabilidad emocional.

Adrien Brody —aún el actor más joven en ganar un Oscar al Mejor Actor, gracias a su inolvidable trabajo en El pianista— entrega aquí una de sus interpretaciones más poderosas. Construye a László con precisión, mostrándonos su transición del optimismo a la amargura sin perder nunca su humanidad ni esencia. Esto también se debe a la dirección de Corbet, junto a la exquisita fotografía de Lol Crawley, quienes componen cada plano con un cuidado extremo, convirtiendo la arquitectura del protagonista en todo un lenguaje narrativo. Desde la inolvidable toma inicial con la Estatua de la Libertad invertida —una imagen tan icónica que adorna el póster— hasta las secuencias más íntimas, todo respira diseño, composición y emoción. El uso del formato VistaVision no era necesario, pero sí acertado: le otorga a la película una textura pictórica, casi onírica, al estilo de Barry Lyndon de Kubrick.

A pesar de su aparente grandilocuencia, The Brutalist es, en esencia, una obra íntima. Corbet, conocido por su carrera como actor en diversos géneros y formatos, demuestra aquí su amor por el cine clásico y su convicción de que hay formas de narrar que merecen ser rescatadas.

Con actuaciones secundarias notables de Guy Pearce y Felicity Jones, The Brutalist es más que un drama histórico: es una reflexión sobre el costo de la ambición, la identidad quebrada del inmigrante y las cicatrices del exilio. En un año plagado de grandes cintas, esta podría ser la mejor de todas. Disponible en VOD, Blu-ray y 4k UHD.
