El cambio climático tiene consecuencias significativas sobre el medio ambiente y la economía, pero también sobre la salud. Las personas con alergia o asma notan cada vez más los efectos del aumento de las temperaturas. Además, la OMS estima que estas condiciones climáticas pueden hacer aumentar el contagio de enfermedades transmitidas por insectos, como la malaria o el dengue.
DESTACADOS.
+++ “Los 20 años más cálidos de los que se tienen datos se han registrado en los últimos 22 años. El ritmo del calentamiento en los últimos cuatro años ha sido excepcional, tanto en la superficie terrestre como en los océanos”, expone Petteri Taalas, Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
+++ Desde Médicos Sin Fronteras explican que la transmisión de la malaria “depende de las condiciones meteorológicas, en especial de la lluvia, el calor y la humedad, que favorecen la multiplicación del mosquito”.
+++ Un estudio llevado a cabo por la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluye que el cambio climático provocará cada año unas 250.000 defunciones adicionales entre 2030 y 2050.
“La actividad humana, en particular el consumo de combustibles fósiles, ha liberado cantidades de CO2 y de otros gases de efecto invernadero suficientes para retener más calor en las capas inferiores de la atmósfera y alterar el clima mundial”, detalla la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En este sentido, la Organización Meteorológica Mundial subraya que los años 2015, 2016, 2017 y 2018 han sido los cuatro más cálidos jamás registrados.
RELACIÓN DEL CALOR EXTREMO Y LAS ALERGIAS.
“La tendencia de la temperatura a largo plazo es mucho más importante que la temperatura de cada año y esa tendencia es al alza”, manifiesta Petteri Taalas, Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
“Los 20 años más cálidos de los que se tienen datos se han registrado en los últimos 22 años. El ritmo del calentamiento en los últimos cuatro años ha sido excepcional, tanto en la superficie terrestre como en los océanos”, expone.
La Organización Mundial de la Salud señala que las temperaturas extremas del aire contribuyen directamente a las defunciones por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo entre las personas de edad avanzada.
Así, la OMS indica que durante la ola de calor que sufrió Europa en el verano de 2003 se registró un exceso de mortalidad cifrado en 70.000 defunciones.
“Los niveles de polen y otros alérgenos también son mayores en caso de calor extremo. Pueden provocar asma, dolencia que afecta a unos 300 millones de personas. Se prevé que el aumento de las temperaturas que se está produciendo incremente esa carga”, añade esta entidad.
“No obstante, las temperaturas no son sino una parte del problema. En 2018 los fenómenos meteorológicos extremos y de efectos devastadores afectaron a numerosos países y a millones de personas y tuvieron graves repercusiones para las economías y los ecosistemas”, destaca Petteri Taalas.
De igual modo, la OMS recuerda que el nivel del mar está aumentando, los glaciares se están fundiendo y los regímenes de lluvias están cambiando. Los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más intensos y frecuentes.
“El cambio climático influye en los determinantes sociales y medioambientales de la salud, a saber, un aire limpio, agua potable, alimentos suficientes y una vivienda segura”, puntualiza.
LLUVIAS EXTREMAS QUE CONTAMINAN FUENTES DE AGUA DULCE.
En este sentido, la OMS subraya que se prevé que sigan aumentando la frecuencia y la intensidad de las precipitaciones extremas a lo largo de este siglo. Estas lluvias, además de causar ahogamientos, lesiones físicas, daños en las viviendas y otros destrozos, “contaminan las fuentes de agua dulce, incrementando el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua y dando lugar a criaderos de insectos portadores de enfermedades, como los mosquitos”, recalca.
Así, esta entidad considera probable que los cambios del clima prolonguen las estaciones de transmisión de importantes enfermedades transmitidas por vectores (animales, principalmente mosquitos, pulgas, garrapatas, etc.) y alteren su distribución geográfica.
Por ejemplo, “se prevé una ampliación considerable de las zonas de China afectadas por la esquistosomiasis, una enfermedad transmitida por caracoles”, apunta.
La esquistosomiasis es una enfermedad producida por gusanos parásitos. Los caracoles de agua dulce liberan larvas de estos parásitos, que penetran en el organismo de los seres humanos a través de la piel cuando las personas entran en contacto con aguas infestadas.
En el interior de nuestro organismo, “las larvas se convierten en esquistosomas adultos, que viven en los vasos sanguíneos, donde las hembras ponen sus huevos. Algunos de esos huevos salen con las heces o la orina y continúan el ciclo vital del parásito. Otros quedan atrapados en los tejidos corporales, donde causan una reacción inmunitaria y un daño progresivo de los órganos”, describe la OMS.
Otra enfermedad que también depende en gran medida del clima es la malaria, una patología que, según datos de la OMS, mata a casi 600.000 personas cada año.
DENGUE Y OTROS MALES PARASITARIOS.
Los especialistas de Médicos Sin Fronteras explican que el parásito que causa la malaria entra en el organismo humano mediante la picadura de un mosquito hembra del género Anopheles.
“El parásito se multiplica en el hígado y pasa al flujo sanguíneo. Si otro mosquito pica a esa persona, el insecto se infecta y así continúa el ciclo de transmisión”, describen.
Desde Médicos Sin Fronteras subrayan que la transmisión “depende de las condiciones meteorológicas, en especial de la lluvia, el calor y la humedad, que favorecen la multiplicación del mosquito (que pone sus huevos en el agua). En muchas regiones la transmisión es estacional y el pico se produce durante y justo después de las lluvias”.
Además, la OMS manifiesta que los mosquitos del género Aedes, vector del dengue, también son muy sensibles a las condiciones climáticas.
“Los estudios al respecto llevan a pensar que es probable que el cambio climático continúe aumentando el riesgo de transmisión del dengue”, expone.
En definitiva, la OMS estima que en las próximas décadas se producirá un incremento del número de muertes relacionadas con el cambio climático.
Esta entidad manifiesta también, que la medición de los efectos sanitarios del cambio climático sólo puede hacerse de manera aproximada.
No obstante, en una evaluación que ha llevado a cabo en la que sólo se han tenido en cuenta algunas de las posibles repercusiones sanitarias y se asume un crecimiento económico y progresos sociales continuados, concluyó que el cambio climático provocará cada año unas 250.000 defunciones adicionales entre 2030 y 2050.
De ellas, se estima que 38.000 se deberán a la exposición de personas ancianas al calor; 48.000 serán por diarrea; 60.000 por malaria y 95.000 a causa de la desnutrición infantil.
Por Purificación León.
EFE/REPORTAJES