En esta edición de octubre, dedicada al Mes de la Herencia Latinoamericana, nos honra presentar a un destacado profesional cuya trayectoria combina la ciencia, la innovación tecnológica y el compromiso social: el Dr. Ivar Méndez.
Neurocirujano de renombre internacional, científico y profesor en la Universidad de Saskatchewan, el Dr. Méndez ha sido pionero en el uso de la telemedicina, la robótica y la inteligencia artificial para llevar servicios de salud a comunidades indígenas y remotas de Canadá, además de impulsar programas humanitarios en su natal Bolivia. Reconocido con la Orden de Canadá en 2022, su historia es fuente de inspiración para nuevas generaciones de médicos, investigadores y jóvenes inmigrantes latinoamericanos.
Doctor Méndez, ¿qué experiencias personales, desde su niñez en Bolivia hasta su llegada a Canadá, moldearon su interés por la neurocirugía y la investigación médica?
Mi interés en la neurocirugía empezó cuando era un niño, siempre me fascinó la noción de que el cerebro humano podía no solo controlar las funciones del cuerpo, pero generar ideas, imaginación, la creatividad de un artista o un científico, el inventar algo no existente. En la ciudad de La paz uno está rodeado de montañas sobre todo el majestuoso Illimani y me imagine que para entender e investigar el cerebro humano se debía escalar una montaña, llegar a la cima y ver más allá y esta analogía termino siendo correcta porque hay todavía mucho que explorar en el cerebro humano y entender sus funciones, ¡muchas más montañas que escalar!
¿Cómo nació su visión de aplicar la telemedicina y la robótica de presencia remota para llevar atención de salud a comunidades alejadas?
En realidad, es una cuestión fundamental de ética la utilización de la tecnología para beneficiar a las poblaciones más necesitadas a las comunidades remotas y marginalizadas. En mi trabajo de neurocirugía se utiliza las últimas tecnologías para visualizar el cerebro y navegar con sistemas computarizados y robóticos las delicadas intervenciones quirúrgicas de la neurocirugía funcional que es mi especializad. Fue para mí el próximo paso lógico el aplicar tecnologías de punta para llevar el acceso a la salud y cuidado médico a las poblaciones marginadas. En la Virtual Health Hub utilizamos la Inteligencia artificial, robótica y otras tecnologías avanzadas para llegar virtualmente a las poblaciones indígenas y remotas del norte de Canadá. Esta estrategia no solo es efectiva clínicamente pero mucho más barata que el transportar pacientes enfermos desde estas poblaciones a centros de salud en las ciudades.
Usted ha trabajado en áreas tan diversas como ultrasonido remoto, neuro modulacióny trasplantes celulares. ¿Cuál de estos avances considera que podría transformar más pronto la vida de pacientes con Parkinson u otras enfermedades neurodegenerativas?
La tesis de mi doctorado en neurociencias fue la reparación cerebral. La noción de que el cerebro humano afectado por enfermedades degenerativas como el Parkinson o el daño cerebral a raíz de un trauma craneoencefálico o un accidente cerebrovascular puede ser reparado utilizando células madre.
En Halifax, Nova Scotia fundé dirigí el Brain Repair Center, un instituto de investigación dedicado a explorar la neurobiología y las técnicas de reparación cerebral. Estoy convencido de que la reparación cerebral en el futuro se utilizará para combatir muchas de las enfermedades que afectan al cerebro y que no tienen cura hoy.
En cuanto al uso de robots de presencia remota, ¿qué desafíos técnicos y culturales ha enfrentado y cómo los ha superado?
La tecnología robótica continúa avanzado a grandes pasos, estos sistemas robóticos nos permiten examinar a un paciente a distancia. Se llaman presencia remota porque es como si uno estuviese presente y puede relacionarse con el paciente y el equipo médico en el lugar remoto de una manera natural. He estado trabajando con estos sistemas robóticos desde 2011, cuando llevamos el primer robot a la comunidad Inuit de Nain en el norte de Labrador. La experiencia con los pacientes de todas las edades, etnicidad y culturas ha sido extremadamente positiva, después de uno dos minutos el paciente se olvida de que el robot es el medio de comunicación y se relaciona de manera natural con el médico que lo está atendiendo.
La inteligencia artificial avanza rápidamente. ¿Cómo visualiza su aplicación para mejorar los sistemas de salud en zonas rurales e indígenas de Canadá?
La inteligencia artificial (IA) está transformando a diario el mundo y las aplicaciones en salud y medicina son enormes. La regulación de la IA en medicina tiene que ser considerada cuidadosamente ya que la IA depende de los datos que se utiliza para entrenar los algoritmos y esta supervisión tiene que ser ética y humana para que sea efectiva y segura antes de utilizarla en el cuidado de pacientes. Las primeras aplicaciones son en aliviar el peso administrativo en médicos y personal de salud como en el dictar notas y escribir reportes.
Los escribanos de IA ya se están utilizado en muchos centros de salud en Canadá y disminuyen el tiempo en el que médicos y enfermeras pasan componiendo notas clínicas y les dan más tiempo para interaccionar con el paciente. Las aplicaciones que ayuden a diagnosticar y tratar a los pacientes están más en el futuro y tienen que ser reguladas escrupulosamente para evitar efectos adversos o daño a los pacientes.
Nosotros estamos trabajando en la metodología y la ética en el uso de IA en poblaciones indígenas y marginalizadas en las cuales la IA puede tener un gran efecto positivo, pero tiene que ser culturalmente apropiada y el entrenamiento de la IA tiene que ser muy minucioso para evitar errores.
En los próximos cinco años, ¿qué proyectos innovadores le gustaría liderar para reducir la inequidad en salud?
Tenemos planeado el llevar el modelo de la Virtual Health Hub y la experiencia en Saskatchewan a un nivel nacional. Todas las provincias y territorios del Canadá ya nos han contactado y están interesados en el trabajo que se está haciendo en Saskatchewan ya que tiene aplicación práctica a todas las jurisdicciones en el país. Este modelo de cuidado médico virtual utilizando las tecnologías del futuro tiene también gran potencial a nivel global para disminuir la brecha de inequidad en la provisión de salud a lugares de pocos recursos. Sobre todo, me interesa llevar este modelo a nuestros países en Latinoamérica y por supuesto Bolivia.
Como hispano-canadiense, ¿qué significa para usted tender un puente entre su origen boliviano y su trabajo en Canadá, en cuanto a inspiración para jóvenes inmigrantes?
Para míes fundamental el aportar a Canadá y al mundo desde mi origen boliviano y latinoamericano. Considero que nuestra cultura hispánica nos enriquece personalmente y es un aporte valioso a Canadá donde se construye día a día una sociedad multicultural que es tan necesaria en estos tiempos de polarización, intolerancia y racismo en el mundo. En mi criterio, esta diversidad cultural es uno de los aportes más importantes de Canadá al planeta.
Finalmente, si pudiera compartir un mensaje con investigadores jóvenes, médicos en formación o miembros de comunidades menos atendidas, ¿cuál sería su mayor consejo para seguir adelante con propósito y resiliencia?
La base ética de la investigación y la medicina es un principio fundamental que siempre tiene que estar presente en la mente y en el corazón de los jóvenes profesionales. Estas ocupaciones son de servicio a nuestros pacientes y a la humanidad. En base a esta filosofía ética los aportes de los jóvenes latinoamericanos en este tiempo de rápido avance tecnológico con la IA, robótica, telecomunicaciones y computadoras cuánticas tiene un potencial enorme. El consejo: sobre todo no negar su origen latinoamericano; este origen y cultura son una riqueza fundamental en nuestra identidad.
El Dr. Ivar Méndez representa la unión entre ciencia, ética y compromiso social. Su visión de un sistema de salud inclusivo, apoyado en la tecnología y guiado por la ética, es un ejemplo para Canadá, América Latina y el mundo. Su mensaje a las nuevas generaciones de profesionales hispanos resuena con fuerza: nuestro origen es una riqueza invaluable que fortalece nuestra identidad y aporta a la sociedad multicultural canadiense












