Rodrigo Díaz M.
Unas 2.700 personas han fallecido luego de que un terremoto de magnitud 7,7 en la escala de Richter sacudiera varias regiones de Myanmar el viernes pasado.
En un principio, las autoridades locales habían anunciado 1.002 muertos, pero este número ha ido aumentando día tras día y, hasta este martes, el total de personas fallecidas tras el terremoto ha ascendido a hasta 2.700. También se registraron 4.521 personas heridas y otras 441 desparecidas.
Myanmar actualmente se encuentra envuelta en una brutal y prolongada guerra civil que causado una crisis humanitaria para la mayoría de los habitantes del país asiático.
Se tienen registro que el terremoto se produjo en primera instancia el viernes pasado cerca del mediodía con un epicentro no muy lejos de Mandalay, seguido de varias réplicas, incluida una de 6,4.
En el vecino país de Tailandia, el terremoto también se hizo sentir, sacudiendo el área metropolitana de Bangkok, hogar de alrededor de 17 millones de personas, y, en menor medida, otras partes del país.
Según las autoridades de la ciudad de Bangkok el número de muertos es de 10, mientras que 78 personas seguían desaparecidas.
Autoridades del gobierno de Myanmar han anunciado que existe la necesidad de donaciones de sangre en las zonas más afectadas para ayudar a los heridos. A pesar de su negativa por aceptar ayuda extranjera, el gobierno de Myanmar ha declarado que ahora están dispuestos a aceptar cualquier ayuda humanitaria extranjera que se le pueda ofrecer por parte de otros países.
El ejército de Myanmar tomó el poder del gobierno electo de Aung San Suu Kyi en febrero del 2021, y ahora está inmerso en una guerra civil con varias milicias.
China y Rusia son los mayores proveedores de armas al ejército de Myanmar, y fueron de los primeros países junto con India y Corea del Sur en intervenir con ayuda humanitaria tras esta tragedia.
Adicionalmente, la ONU ha destinado cinco millones de dólares para continuar las labores de rescate.