Rodrigo Díaz M.
Dos astronautas de la NASA que volaron a la Estación Espacial Internacional en junio a bordo de la cápsula defectuosa Starliner de Boeing tendrán que regresar a la Tierra en un transbordador de SpaceX a principios del próximo año.
La decisión de la NASA, que recurre al principal rival espacial de Boeing para el regreso de los astronautas, es una de las más importantes de la agencia espacial en años. Boeing esperaba que la misión de prueba redimiera el programa Starliner después de años de problemas de desarrollo y más de 2.1 billones de dólares en sobrecostes presupuestarios desde del 2016.
Boeing también está luchando con problemas de calidad en la producción de aviones comerciales, sus productos más importantes.
Los veteranos astronautas de la NASA Butch Wilmore y Suni Williams, ambos ex pilotos de pruebas militares, se convirtieron en la primera tripulación en montar en Starliner el 5 de junio, cuando fueron lanzados a la ISS para lo que se esperaba que fuera una misión de prueba de ocho días.
Pero el sistema de propulsión del Starliner sufrió una serie de fallos desde las primeras 24 horas de su vuelo a la ISS, desencadenando meses de retrasos en cascada. Cinco de sus 28 propulsores fallaron y se produjeron varias fugas de helio, que se utiliza para presurizar los propulsores.
En una rara reorganización de las operaciones de astronautas de la NASA, ahora se espera que los dos astronautas regresen en febrero del 2025 en una nave espacial Crew Dragon de SpaceX que se lanzará el mes que viene como parte de una misión rutinaria de rotación de astronautas. Dos de los cuatro asientos de astronauta de la Crew Dragon se mantendrán vacíos para Wilmore y Williams.
Boeing luchó durante años para desarrollar Starliner, una cápsula con forma de gota de goma diseñada para competir con Crew Dragon como segunda opción estadounidense para enviar tripulaciones de astronautas hacia y desde la órbita terrestre.
Starliner fracasó en una prueba del 2019 para lanzar a la ISS sin tripulación, pero tuvo éxito en un intento del 2022 en el que también tuvo problemas con los propulsores. Su misión de junio con su primera tripulación era necesaria para que la NASA pudiera certificar la cápsula para vuelos de rutina, pero ahora la trayectoria de certificación de la tripulación de Starliner se ha visto alterada.
La decisión de la NASA, y el ahora incierto camino de Starliner hacia la certificación, se sumarán a las crisis a las que se enfrenta el nuevo consejero delegado de Boeing, Kelly Ortberg, que comenzó este mes con el objetivo de reconstruir la reputación del fabricante de aviones después de que un panel de la puerta explotara dramáticamente de un avión de pasajeros 737 MAX en pleno vuelo en enero.