Rodrigo Díaz M.
Luis Rubiales, el ahora ex presidente de la federación española de fútbol, se doblegó finalmente el domingo ante la inmensa presión y dimitió tres semanas después de que su beso en los labios a una jugadora ensombreciera el primer título de España en la historia de la Copa del Mundo Femenina.
Rubiales había estado en el centro de una polémica que había traspasado las fronteras españolas y el mundo del deporte después de que besara a Jenni Hermoso durante la ceremonia de entrega de premios televisada en todo el mundo tras la victoria de España sobre Inglaterra para ganar el título el 20 de agosto en Sydney (Australia). El jugador aseguró que el beso fue sin su consentimiento.
“Tras mi rápida suspensión por parte de la FIFA, y el resto de causas que se acumulan en mi contra, está claro que no puedo volver al cargo”, dijo Rubiales el domingo en un mensaje publicado en X, antes conocido como Twitter.
Rubiales ya había sido suspendido temporalmente de su cargo por la FIFA por su conducta en la final y, después de que el organismo mundial del fútbol abriera un expediente disciplinario, se mantuvo desafiante y hostil hacia quienes le criticaban.
Entonces llegó la amenaza más grave para Rubiales, cuando la fiscalía española le acusó el viernes pasado de agresión sexual y coacción tras el beso, dos días después de que Hermoso le acusara formalmente de agresión sexual.
Rubiales también dimitió como vicepresidente de la UEFA, el organismo del fútbol europeo que le pagaba 268 mil dólares anuales en un puesto para el que fue nombrado en el 2019.