Un sistema privatizado donde las compañías aseguradoras con el beneplácito de muchos médicos se enriquecieran exageradamente, hoy es muy difícil de contemplar. El seguro médico nacional es esencialmente el último de los grandes programas sociales a ser emprendido por el gobierno federal de Canadá. Las asignaciones familiares, el seguro de desempleo y la pensión de vejez estaban ya funcionando desde los comienzos de los años 50. En esa época varios aseguradores privados de salud, principalmente médicos, expandían sus ofertas enrolando nuevos pacientes.
En 1962, el gobierno de Saskatchewan, bajo la dirección del entonces Premier Tommy Douglas, introdujo la medicina de cobertura universal, lo que llevó a la mayoría de los médicos a retirar sus servicios resultando en una situación optativa para ellos.
En 1964, la Comisión Real de Servicios de Salud, encabezada por el juez Emmett Hall, de Saskatchewan, recomendó los servicios de salud integral y universal para todos los canadienses, a pesar de los esfuerzos al contrario del establecimiento médico y de las empresas aseguradoras que esperaban la privatización del sistema.
El gobierno liberal del Primer Ministro Lester Pearson anunció en 1965 que estaba dispuesto a pagar la mitad del costo de cualquier de los planes de seguro médico del estado provinciales (medicare) que cumplieran con los criterios de amplitud, portabilidad, universalidad y administración pública.
En diciembre de 1966, después de mucho debate parlamentario, la Ley de Seguro del Cuidado Médico recibió el voto unánime de todos los partidos federales. Sin embargo, tomó otros tres años antes de que la mayoría de las provincias aceptara la contribución de Ottawa para sus propios programas de seguro de salud provincial.
En el año 2002 se publicaron dos informes importantes sobre el estado del sistema de atención de salud en Canadá. Uno de ellos fue el informe del comité senatorial de Michael Kirby (“La salud de los canadienses. El rol federal”) y la Comisión de Roy Romanow (“El futuro de la atención de la salud en Canadá. Construyendo los valores”). Estos reportes ofrecieron recomendaciones similares para mejorar la atención sanitaria, pero con diferencias considerables en sus enfoques para financiar el sistema. Dicho financiamiento se concretaría a través de los “acuerdos de salud” entre Ottawa y las provincias.
El Acuerdo de Salud de Canadá, usualmente conocido como transferencia, es el acuerdo o acuerdos que establecen la financiación y la prestación de servicios de salud entre los gobiernos federal, territorial y provincial. El acuerdo, que estuvo en vigor entre 2004 y 2014, consolidó el compromiso provincial y federal con la Ley de Salud de Canadá, estableció metas comunes en temas como tiempos de espera y proporcionó transferencias de fondos de salud estables. También comprometió a los gobiernos a metas sobre atención domiciliaria, medicamentos recetados y atención primaria.
La Ley de Salud de Canadá establece lo que ese sistema debe ser: administrado públicamente, accesible universalmente sin cargos adicionales o discriminación, y una cobertura que sea completa y portátil entre provincias y territorios. Dicho acuerdo de salud fue un éxito, se avanzó en los tiempos de espera y la financiación federal de atención de la salud aumentó a 20 por ciento, mucho más cerca de lo que había sido cuando el sistema nacional de atención de salud comenzó.
La contribución de Ottawa, que comenzó con una transferencia del 50 por ciento, cayó aproximadamente un 10 por ciento a finales de los 90 antes del primer acuerdo. En 2011, el gobierno federal anunció un nuevo plan de financiamiento de salud.
A partir de 2017-18, se prevé que las transferencias totales crecerán en línea con una media móvil de tres años del Producto Interno Bruto (PBI) nominal (o el valor total de los bienes producidos y los servicios prestados por Canadá al año), con una financiación garantizada por al menos el 3 por ciento anual. En 2013, el Oficial de Presupuesto del Parlamento Canadiense Kevin Page calculó que esto se traducirá en recortes de gastos de $ 31 mil millones entre 2017 y 2024.
Y en 2014, el Acuerdo mismo expiró – y los canadienses todavía están sin un acuerdo para guiar el sistema de atención médica en presencia del mayor cambio demográfico visto hasta ahora. Con la primera generación de “baby boomers” llegando a los 65 años, las personas mayores de 65 años ahora superan a los menores de 15 años, una primera histórica para este país y una nueva realidad para nuestro sistema de salud.
Con la prestación de servicios y los desafíos de financiamiento, la ausencia de un Acuerdo de Salud y las nuevas realidades demográficas, el país ha comenzado a darse cuenta de la enorme importancia de una estrategia nacional sobre el cuidado de las personas mayores.
(Fuente: National Association of Federal Retirees)
Retos de la tercera edad-Nuestro sistema médico universal: pasado y futuro
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