Rodrigo Díaz M.
La República Dominicana informó que ha deportado o repatriado a cerca de 11 mil haitianos en la última semana, cumpliendo con la promesa de hacerlo semanalmente mientras el vecino Haití se esfuerza por manejar la afluencia mientras es asediado por la violencia de las pandillas y la pobreza.
El gobierno dominicano anunció la semana pasada que deportaría hasta 10 mil haitianos a la semana, alegando un “exceso” de inmigrantes, ya que las relaciones entre los países que comparten la isla de La Española siguen agriándose. Se trata de las mayores deportaciones de este tipo en la historia reciente del país.
El anuncio llevó a las autoridades haitianas a solicitar una reunión de emergencia en la Organización de Estados Americanos, donde el representante permanente de Haití, Gandy Thomas, calificó las deportaciones de “estrategia de limpieza étnica” y “campaña discriminatoria contra los haitianos por su nacionalidad y el color de su piel”.
Thomas hizo un llamamiento al diálogo y a una “solución respetuosa”, afirmando que las deportaciones “empeorarán la fragilidad de nuestras infraestructuras, mientras que los deportados llegarán sin apoyo, sin recursos y sin vínculos con su comunidad”.
Al menos medio millón de haitianos viven en la República Dominicana, según grupos de derechos humanos.
Los activistas afirman que las deportaciones ponen en peligro la vida de miles de personas. Una misión respaldada por la ONU y dirigida por la policía keniana que comenzó a principios de año para intentar sofocar la violencia de las bandas se enfrenta a la falta de fondos y personal.
Las deportaciones masivas han provocado un aumento de niños abandonados en toda la República Dominicana, advirtió el activista William Charpentier, coordinador de la Coalición Nacional para las Migraciones y los Refugiados, con sede en República Dominicana.