Historia de una sobreviviente al coronavirus
POR: Mía
No conozco sus rostros, ni ustedes el mío, me es dificil esta redacción, no quiero que parezca testimonio porque me negaba a ellos, no queria escuchar historias tristes, ya tenía una propia que laceraba, fue por una amiga de años de experiencia en esta labor que dijo a ti te gusta escribir eso te ayudará, yo tengo los conocidos puedo hablar con ellos, y aquí estoy en la butaca de los conocidos.
Lo que considero un privilegio de contados, luego de salir de un lugar en el que permaneces de rodillas, con la mirada clavada al suelo, haciendo mutis.
Me ha llovido tupido, tanto que pienso que si la desgracia carecía de corona, esta vino a coronarla.
Sali de un pozo profundo al que no se le ve fondo y la luz desde su interior se reduce a un diminuto rayo, aún no sé si soy la misma persona porque quien escribe no tendría fortaleza para emerger de tan honda cavidad, se que Dios me sacó del foso, que gestó un nombre a base de maldad y que como marca registrada o con derechos de autor y club de admiradores, magnifican sus atrocidades, no son demonios pero sus ojos brillaban como si lo fueran, en ocasiones parece que mi vida quedó atrapada ahí, porque en un foso alterno alguién no ha salido, mis lagrimas son menos pero el dolor duele lo mismo, pensar en que la bondad de seres guiados por el mal me salvo, es premiar sus fechorias, estoy con vida, porque al mismo foso desencendio la mano de Dios y me elevó sobre la maldad.
Dios se las ingenia para plantar tus pies en la nueva realidad y conmigo así lo hizo, estaba libre y alejada de la crueldad, pero el papel de victima como sello lo portaba en la frente, y añadia latigazos a mi marcada vida, hasta el día que fuí ingresada al hospital por una crisis de asma. Imaginaba en el viejo mundo la pandemia, en Italia o China, un invento de grupos de poder, suponía, pero me alcanzó la nube negra, en principio la prueba dio negativo, ignorar el padecimiento ayudaba; fue depués de un mes que con cara de conmiseración en una segundo test se me dijo que había dado positivo al virús, iba de aislamiento en aislamiento, unas veces para evitar el contagio por el cuadro de asma, otras para impedir su propagación, en el intermedio o proceso de recuperacion de asma donde quede a la deriva, unas mujeres velaban mi sueño para evitar que me ahogara con mi propia saliva, ignoraban que venia de las garras del mismisimo infierno, admito que cuando pasaron los dias y las crisis no cesaban, no descarte la posibilidad de contagio, fue entonces que pasó la idea de escribir una carta, en la que dijera “me voy tranquila”, pensé también en caminar a orilla del lago Ontario por si habia última voluntad, no queria saborear comidas, queria hacer mi último recorrido sobre una de sus orillas.
Mi recuperación tardo más de dos meses, ahora preparo mi café por las mañanas, y olvido los episodios tristes, no todo es para mal, de nunca trazar dibujos o pintar, aprendí en cama, me dibuje a mi misma, a mi familia, las flores que me obsequiaron, y puedo decir que mi relación con Dios se fortalecio, la enfermedad es también parte de este nuevo comienzo, no se si soy de las que vivio una noche sin luna, oscura y larga que parecia no tener fin, para mostrar la grandesa de Dios, en la que las manecillas del reloj detuvieron su ritmo, y enloquecí de dolor porque cuando se hace insoportable la razón falta, y cuando la recupere, deseaba ser devorada por lo que temia, porque era preferible a permanecer a su merced, con la ayuda de Dios logré salir de todo aquello, pero la ansieded y el miedo eran mi otra muda de ropa, tuve que recibir un último sorbo del nuevo mal, para recuperarme de sombras pasadas; Puedo decir que ya fortalecida por la gracia del que me sacó de las tinieblas no una incontables veces, agradezco a ustedes por leerme, y espero sea este el principio de muchas otras.
