Adelgazar, potenciar la energía o mejorar la calidad de la piel son algunas de las metas que este nuevo sistema plantea conseguir con trabajo, esfuerzo, pero sobre todo con un éxito asegurado. Y la llave de esta azaña está en el nacimiento de la nueva figura del “entrenador-personal-alimentario”.
El “coaching nutricional” es una disciplina relativamente moderna, ya que surgió en los años 70 cuando su creador, Timothy Gallwey, capitán del equipo de tenis de Harvard, percibió que el peor enemigo de un deportista, en muchos casos, era su propia mente.
En base a esta teoría escribió un libro que recogía sus teorías, así como un método, al que bautizaron bajo el nombre de “The Inner Game”, destinado a ayudar a superar bloqueos y obtener una mayor concentración y rendimiento en el juego.
Precisamente, es este hecho el que lo diferencia del resto de métodos dietéticos clásicos: el “coaching nutricional” es un método de crecimiento personal focalizado en la consecución de metas concretas y que está a medio camino entre las fórmulas de autoayuda y los sistemas de entrenamiento deportivo.
“La mente es lo primero que tenemos que tener en orden para poder ocuparnos de nuestro cuerpo, ya que, si no, nunca lograremos lo que nos proponemos, y nuestro objetivo final será otro”, explica la doctora Paula Rosso, experta en coaching nutricional de Corporal M+C.
Y es que, si se está disconforme con los resultados o el paciente se sobreexige para mantener su mente ocupada, “no se resolverán nuestros conflictos”, cuenta Rosso.
Por eso, el “coaching nutricional” no sólo está enfocado a perder peso, sino a entender cómo comemos, qué se hace mal, qué hábitos hay que cambiar y qué otros nuevos hay que incorporar, y todo esto sin hablar de dietas, sino de “planes de entrenamiento nutricional”, concreta la doctora.
NADIE ESTÁ EXENTO.
El perfil de pacientes es heterogéneo pero con un punto en común: una relación conflictiva con la comida, tanto por exceso como por defecto, por lo que la doctora Rosso apunta que no depende tanto del peso, sino de que el paciente se dé cuenta que no ha adquirido pautas saludables en la alimentación.
“Son las mujeres las que más acuden a estos servicios porque son las que más se preocupan por el cuerpo y son las que luego transmiten los hábitos alimenticios a sus parejas y a sus hijos”, cuenta la doctora Rosso.
En cuanto al número de sesiones que se necesitan, esto es como acudir a un psiólogo, que puede ser en un momento puntual o para toda la vida, dependiendo del caso de la enfermedad.
“Hay personas que con una sola sesión entienden lo que hacen mal y rápidamente lo corrigen, y hay otras personas que dependen de una revisión continua ya que al comienzo lo hacen bajo presión y este método no funciona si no se incorpora verdaderamente a los hábitos diarios”, expresa Rossi.
Respecto a los niños, el “coaching nutricional” no se centro en ellos ya que, tal y como afirma la doctora Rossi, “los niños comen lo que comen los adultos y serán éstos los que los eduquen”.
HUYENDO DE LOS EXTREMOS.
Los ayunos, los atracones y la ansiedad desmedida por la comida son algunos de los hábitos que hay que abandonar a la voz de “ya”. Conductas que hacen que la persona descontrole su vida y lleguen los problemas de salud que pueden ir desde el sobrepeso a la caída del pelo o la aparición de problemas en la piel, todos ellos relacionados con la alimentación.
Para empezar a tratar estas enfermedades, el “coaching nutricional” marca la primera cita como la más importante y crucial, ya que, según apuntan desde la clínica Corpotal M+C, en ella se marcan los primeros objetivos: las metas a lograr y se empiezan a definir las bases del plan de acción para alcanzarlas”.
Además, se trata del primer contacto con el “coach” ya que, como con un entrenador o un psicoterapeuta, es básico que haya buena conexión: que el paciente se sienta en total sintonía y confianza con quien, de ahora en adelante, se convertirá en una especie de guía al que consultar y pedir consejo de todo lo relacionado con su alimentación.
Y lo hará no sólo en lo referido a calorías o grasas, sino sobre todo en lo que a psicología se refiere ya que un buen “coaching nutricional” se logra con un buen profesional formado en la disciplia y un paciente que se sincere al 100 % en todo lo referido a su alimentación, los sentimientos e impulsos referidos a ésta.
Pilar Martín Valverde.
EFE-REPORTAJES.