Rodrigo Díaz M.
Pedro Sánchez ha asegurado que seguirá siendo presidente del gobierno español, tras cinco días de especulaciones sobre su futuro.
Sánchez canceló compromisos oficiales la semana pasada después de que un tribunal abriera una investigación inicial contra su esposa por acusaciones de corrupción.
Sánchez denunció que se trataba de una campaña de acoso por parte de los medios de comunicación de derecha.
Durante el fin de semana pasado se celebraron en toda España una serie de manifestaciones para pedir la continuidad de Sánchez en su cargo. Más de 10 mil personas se concentraron frente a la sede del Partido Socialista (PSOE) en Madrid en una muestra de apoyo al presidente del gobierno.
Las acusaciones contra la esposa de Sánchez, Begoña Gómez, fueron presentadas por la organización Manos Limpias, dirigida por Miguel Bernad, un hombre vinculado a la extrema derecha.
El jueves pasado, el fiscal de Madrid pidió el archivo de la investigación por falta de pruebas. Manos Limpias también reconoció que las acusaciones podrían ser incorrectas porque se basaban en noticias publicadas en Internet, una de las cuales ya ha resultado ser falsa.
En su discurso, Sánchez también reconoció que su declaración anunciando su decisión de tomarse un tiempo para reflexionar puede haber sido «desconcertante», pero dijo que «hay momentos en los que la única manera de avanzar es parar, reflexionar y decidir qué camino queremos seguir».
Muchos esperaban que Sánchez dimitiera o convocara una moción de confianza. El anuncio del lunes fue recibido con júbilo por los aliados del líder.
Pedro Sánchez lidera una incómoda coalición que incluye a dos partidos separatistas catalanes, a los que se convenció para que apoyaran al gobierno a cambio de una amnistía que amparaba un referéndum catalán prohibido sobre la secesión en el 2017.