La pandemia del COVID-19 ha hecho más popular el uso las videollamadas y para algunas esta es la única forma de comunicarse con sus familiares y colegas en el trabajo.
Rodrigo Díaz M.
Un estudio reciente de Robert Half encontró que la mayoría (un 72%) de los habitantes de Canadá que trabajan han estado en, al menos, una reunión virtual.
Aquellos que han estado en reuniones virtuales informaron haber pasado casi una cuarta parte de su día (un 24%) en videollamadas con contactos de negocios o colegas.
Sobre la base de los resultados, el 44% ha comenzado a experimentar fatiga en las videollamadas a medida que la pandemia se ha ido prolongando.
El 59% dijo que creía que las videollamadas podían ser útiles, pero no siempre necesarias.
De los frustrados por las videollamadas, el 33% dijo que su mayor problema con ellas eran las dificultades técnicas, mientras que el 19% dijo que eran demasiadas personas hablando por encima de los demás.
Además, el 22% dijo que el sentido práctico y la novedad de las videollamadas había desaparecido en los últimos ocho meses y el 15% dijo que las consideraba ineficientes, agotadoras y que preferían comunicarse por otros canales, como las llamadas y los correos electrónicos habituales.
Al principio de la pandemia, muchos trabajadores a distancia dependían de las videollamadas para mantenerse conectados y colaborar entre sí. Sin embargo, a medida que los equipos siguen trabajando desde casa, las frecuentes reuniones virtuales podrían no ser tan eficientes o, inclusive, necesarias.