Rodrigo Díaz M.
La IA podría sustituir una cuarta parte de las tareas laborales en Norteamérica y Europa, pero también podría suponer nuevos puestos de trabajo y un auge de la productividad.
También podría llegar a incrementar en un 7% el valor total anual de los bienes y servicios producidos en todo el mundo.
La IA generativa, capaz de crear contenidos indistinguibles del trabajo humano, es “un gran avance”, según el informe.
Los gobiernos de países de primer mundo están deseosos de promover la inversión en IA que, según se afirma en el informe, “impulsará en última instancia la productividad en toda la economía”.
El impacto de la IA variaría según los sectores: el 46% de las tareas administrativas y el 44% de las jurídicas podrían automatizarse, pero sólo el 6% en la construcción y el 4% en el mantenimiento.
En términos más generales, lo que hace ChatGPT, por ejemplo, es permitir que más personas con habilidades de escritura promedio produzcan ensayos y artículos.
Por lo tanto, los periodistas se enfrentarán a una mayor competencia, lo que hará bajar los salarios, a menos que se produzca un aumento muy significativo de la demanda de este tipo de trabajo”.
Pensemos en la introducción de la tecnología GPS y de plataformas como Uber. De repente, conocer todas las calles de Londres tenía mucho menos valor, por lo que los conductores experimentaron grandes recortes salariales en respuesta, de alrededor del 10% según nuestra investigación. El resultado fueron salarios más bajos, no menos conductores.
En los próximos años, es probable que la IA generativa tenga efectos similares en un conjunto más amplio de tareas creativas.
Según investigaciones citadas por el informe, el 60% de los trabajadores desempeñan ocupaciones que no existían en 1940.
Pero otros estudios sugieren que el cambio tecnológico desde los años 80 ha desplazado a los trabajadores más rápido de lo que ha creado puestos de trabajo. Y si la IA generativa es como los anteriores avances de la tecnología de la información, concluye el informe, podría reducir el empleo a corto plazo.
El impacto a largo plazo de la IA, sin embargo, es muy incierto, por lo que todas las predicciones firmes no me deben tomarse en serio. No sabemos exactamente cómo evolucionará la tecnología ni cómo la integrarán las empresas en su forma de trabajar.
Esto no quiere decir que la inteligencia artificial no vaya a alterar nuestra forma de trabajar, pero también hay que tener en cuenta los posibles beneficios para la calidad de vida que se derivarán de un trabajo más productivo y unos servicios más baratos, así como el riesgo de quedarse rezagado si otras empresas y economías se adaptan mejor al cambio tecnológico.