El plan provincial del regreso a clases se ha enfrentado a muchas críticas en los últimos días por parte de mandatarios, profesores y padres.
Rodrigo Díaz M.
Las vacaciones escolares más largas de la historia de Canadá están llegando a su fin, ya que la provincia se prepara para que los estudiantes regresen a las aulas en otoño.
Mientras que muchos padres están entusiasmados ante la perspectiva de tener a sus hijos fuera de la casa, muchos más están preocupados por lo que el regreso a las aulas podría significar para la transmisión del COVID-19.
Una reciente petición presentada por una profesora de escuela primaria de Toronto insta al gobierno a reconsiderar su plan para el otoño.
Kelly Iggers cree que el plan del gobierno para que los estudiantes regresen a las aulas no se adhiere al asesoramiento de los expertos, y pone en riesgo a toda la provincia.
“Hay pruebas de que es posible volver a la escuela con éxito, hubo varios países y regiones que lo hicieron en la primavera. Lo que todos estos lugares tenían en común era que volvían y ajustaban las clases con menos estudiantes”, dijo Iggers.
“Un ejemplo contrastante es Israel, que reabrió escuelas con clases de tamaño completo (tienen tamaños de clase muy similares a los nuestros en Ontario) y volvieron a clase cuando su recuento de casos diarios era muy similar al nuestro. En el plazo de varias semanas, vieron que el número de casos diarios aumentó hasta 1.500”.
Según Iggers, esto es una clara indicación de que el tamaño de las clases debe reducirse en el otoño para ayudar a prevenir una segunda ola del virus.
“Volver con clases de tamaño completo es completamente irresponsable. Podemos verlo con sólo mirar lo que ocurrió con Israel, y la presidenta del grupo que asesoró a Israel sobre esta decisión ha dicho desde entonces que fue un fracaso y está instando a otros países a no cometer el mismo error”, dijo.
Además, Iggers cree firmemente que el plan de la provincia no permitirá el distanciamiento físico.
“Con 30 estudiantes en un aula, ya es bastante difícil meter 30 pupitres en una habitación, y mucho menos de una manera que permita el distanciamiento físico”.
Aunque no está a favor del plan propuesto por la provincia, Iggers tampoco cree que el aprendizaje en línea sea el camino a seguir.
“Estoy presionando para que todos los estudiantes regresen a la escuela, siguiendo las pruebas y los consejos de los expertos”, dice.
Esto es lo que Iggers espera lograr a través de la petición, la cual actualmente tiene más de 220 mil firmas.
Si la provincia se niega a reducir el número de alumnos por aula de clases cuando se reanuden las clases en otoño, Iggers cree que pondrá en riesgo a las comunidades de toda la provincia, lo que podría llevar a un pico en los casos confirmados y facilitar una segunda ola del virus.