Rodrigo Díaz M.
El investigador penitenciario Ivan Zinger reveló en un nuevo informe que los nuevos casos ascendieron a 880 en más de una docena de prisiones entre principios de noviembre y el 1 de febrero, en comparación con los 361 casos que se registraron durante la primera ola de la pandemia, en seis instituciones.
Según el informe, Alrededor del 70% de los casos de la segunda ola se produjeron en la Penitenciaría de Saskatchewan y la Institución de Stony Mountain de Manitoba.
Estas prisiones son las dos más grandes del país y contienen algunas de las infraestructuras más antiguas del sistema, con una evidente conexión entre la propagación del virus y las grandes zonas de convivencia compartidas, así como la mala ventilación.
Mientras tanto, las restricciones sanitarias tras las rejas han dificultado los programas correccionales, que van desde acceso a psicólogos, hasta los ejercicios físicos. Esto, a su vez, ha retrasado las audiencias de libertad condicional y la puesta en libertad en la comunidad, ya que ambas pueden depender del cumplimiento de los requisitos del programa, dijo Zinger.
Las normas de distanciamiento físico, por ejemplo, han reducido el tamaño de las clases de hasta 15 reclusos a entre tres y cinco, lo que ha provocado una mayor lentitud en la impartición de los programas de reinserción a la sociedad y un aumento de los retrasos de la puesta en libertad de algunos reclusos.
Zinger pidió al Servicio Correccional de Canadá que diera prioridad a la puesta en libertad anticipada de los reclusos de más edad y de los que padecen enfermedades subyacentes, y que trasladara la ejecución de los programas fuera de las prisiones y a la comunidad.
También exigió que el organismo elaborara y publicara una estrategia nacional de vacunación a raíz de las más de 500 quejas de reclusos relacionadas con la pandemia.
El Servicio Penitenciario afirma haber vacunado a unos 600 reclusos de edad avanzada y con problemas médicos, y tiene previsto empezar a inocular al resto de sus 12.500 reclusos en primavera.
Cuatro reclusos federales han fallecido a causa del COVID-19; dos en la primera ola y dos en la segunda.
Casi una cuarta parte de los reclusos bajo custodia federal cumplen cadena perpetua y no pueden optar a la libertad condicional.