Rodrigo Díaz M.
Según la Agencia de Salud Pública de Canadá (PHAC, por sus siglas en inglés), el estatus migratorio no importará a la hora de la distribución de la vacuna contra el COVID-19.
La PHAC declaró que Las vacunas contra el COVID-19 se pondrán a disposición de todas las personas en Canadá para las que se apruebe y recomiende su uso. Esto se aplica a todas las personas que vivan en Canadá, sean o no ciudadanos.
Actualmente, Canadá ha aprobado la vacuna de Pfitzer-BioNTech para personas mayores de 16 años, la vacuna Moderna para personas mayores de 18 años y se encuentra estudiando la vacuna de Novavax, la cual se fabricará en Canadá a partir de finales de año.
En este momento tienen prioridad para la vacunación temprana los residentes y el personal de las residencias de ancianos, los adultos mayores de 70 años, los trabajadores sanitarios y los adultos de las comunidades indígenas.
En la página web del gobierno canadiense también se dice que, a medida que se disponga de más vacunas, más poblaciones tendrán acceso a la vacuna. Entre estos grupos se encuentran los residentes y el personal de espacios de vida compartidos, como las viviendas para trabajadores inmigrantes, algunos trabajadores esenciales y los trabajadores sanitarios que no se incluyeron en el despliegue inicial.
Hasta el martes 1 de febrero, Canadá había recibido 1.152.675 dosis de la vacuna contra el COVID-19 y administrado las vacunas 988.202 veces. Ambas compañías, Pfizer-BioNTech y Moderna han avisado de retrasos de sus envíos de dosis en las próximas semanas.
Los gobiernos federales, provinciales y territoriales de Canadá utilizan las recomendaciones del Comité Consultivo Nacional de Inmunización (NACI, por sus siglas en inglés) para ayudar a determinar sus prioridades de distribución de vacunas.
Los inmigrantes están incluidos en estas recomendaciones, debido a una serie de factores que los ponen en riesgo. Por ejemplo, muchas poblaciones de inmigrantes pueden tener una exposición diferente al virus debido a los viajes internacionales o a sus ocupaciones, entre otros factores.
Por ello, el NACI sugirió una serie de intervenciones para reducir la desigualdad y mejorar el acceso de los migrantes y otros grupos.
Algunas de estas sugerencias incluyen la planificación de programas de inmunización con los departamentos de inmigración y refugiados, el suministro de materiales educativos culturalmente apropiados en varios idiomas y la disponibilidad de traductores en las clínicas.