Rodrigo Díaz Maingon
Ha comenzado una campaña para que los canadienses compren más productos de canola debido a los últimos problemas que han llevado al gobierno chino a dejar de importar el producto directamente de Canadá.
Sin embargo, la población canadiense no puede esperar competir con el apetito de China, que consume aproximadamente cuatro millones de toneladas de semillas crudas al año.
Los agricultores de canola canadienses y los representantes de la industria explican que cada venta y señal de apoyo cuentan para algo.
“Es reconfortante”, dijo el granjero de canola Lane Stockbrugger desde su granja cerca de Englefeld, Sask. Stockbrugger, quien es el presidente de la comisión de desarrollo de canola de Saskatchewan, quien planea sembrar 2 mil acres de canola esta primavera.
Las publicaciones en redes sociales alientan a los canadienses a “comprar locales” y “apoyar a los agricultores” mediante la compra de productos de la tienda que contienen aceite de canola, como aceite de cocina, margarina, mayonesa y otros aderezos.
La semilla oleaginosa desarrollada por los canadienses, conocida por sus pintorescas flores amarillas, fue desarrollada por científicos de plantas de la pradera hace casi medio siglo utilizando técnicas tradicionales de reproducción de plantas. Luego se le dio el nombre “canola” usando “can” de Canadá.
En las décadas posteriores, se ha convertido en un cultivo importante para los agricultores canadienses.
Pero 43 mil productores de canola ahora enfrentan incertidumbre en el mercado. Han tenido que bajar los precios luego de que su principal cliente de semillas, China, prohibió los envíos de dos de las principales compañías canadienses de canola, Richardson International y Viterra, diciendo algunos envíos de sus cargamentos estaban contaminados.
Con una población de 1400 millones, China compra el 40% de la semilla de canola de Canadá, por un valor aproximado de 2700 millones de dólares.
Cuando se anunció la prohibición de importación de Viterra en China, el primer ministro Justin Trudeau defendió la calidad de la canola canadiense y dijo que iba a enviar una delegación a China, en un esfuerzo por resolver las prohibiciones de la importación de la canola canadiense.
Brian Innes, vicepresidente del Consejo de Canola de Canadá, dice que el Consejo de Canola de Canadá aprecia que los canadienses quieran comprar más productos, aunque no se puede compensar la pérdida del mercado chino.
“No va a salvar al mercado, pero es importante, porque necesitamos entender el valor de la canola para nuestro país”, dice. “Así que los esfuerzos en torno a la sensibilización son esfuerzos maravillosos”.