Enraizada históricamente en Norteamérica, la noche del 31 de octubre de cada año se celebra Halloween,una festividad proveniente de las culturas celtas y con amplia tradición en países anglosajones como Irlanda, Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá. También ha venido teniendo un importante crecimiento en regiones como Latinoamérica y España en los últimos años.
Al tratarse de una celebración bastante internacionalizada, Halloween varía según el país. Sin embargo, todos conocemos la versión más comercializada del cine y la televisión, donde los niños recorren el vecindario disfrazados de personajes de terror y de superhéroes pidiendo caramelos o bien sometiendo a una treta a las almas supuestamente ‘tacañas’. Por ejemplo, cada año se ve ese panorama en las calles de la ciudad de Toronto donde las casas lucen escalofriantes temáticas alusivas a la muerte, e identificadas con las calabazas talladas, que es el símbolo de la tradición.
Otra costumbre que empieza a enraizarse fuertemente gracias a la masiva llegada de los inmigrantes latinoamericanos, es la celebración del Día de los Muertos cuyos orígenes se encuentran en el sincretismo entre las culturas prehispánicas de la región y ciertas tradiciones cristianas, como el “Día de Todos los Santos”. De todas formas, vale aclarar que el culto a la muerte data desde hace más de 3 mil años y originalmente se celebraba en el noveno mes del calendario solar mexicano durante todo un mes.
Irónicamente, desde el 1 de noviembre hasta el día siguiente, los cementerios en los diferentes países latinos se llenan de vivos, el “Día de los Muertos”. Por lo general las familias visitan las tumbas de aquellos seres que no se encuentran en el mundo material y dejan ofrendas, generalmente comida y panes, dos elementos centrales en esta celebración. En la ciudad de Toronto, cada año mexicanos y latinoamericanos se unen para revivir esta tradición en un evento gratuito denominado ‘Day of the Dad Celebration’; mientras otros, por la fe, celebran con misas en las parroquias católicas o montando altares por sus fallecidos en sus propios hogares, colocando en la mesa sus platillos favoritos y adornando la casa con sus retratos.
¿Usted ha tenido la oportunidad de celebrar alguna de estas dos festividades? Creemos que las dos tradiciones tienen en común a la muerte, como decíamos al principio de este editorial, sin embargo ambas pueden festejarse, ya que ocurren en días distintos. Pueden disfrazar y llevar a sus hijos a pedir caramelos en Halloween el 31 de octubre, pero también pueden acercarlo, los días 1 y 2 de noviembre, a la festividad del Día de Muertos.
Como latinoamericanos, estamos seguros que aunque festejemos Halloween, nuestras tradiciones jamás desaparecerán, ya que son parte de nuestra identidad. Y lo más importante es que los niños también lo tengan claro sin caer en los extremos. No se trata de dar a elegir, cuál es mejor o peor, sino de lo que se trata es de explicar las tradiciones en su totalidad ya que ambas ‘conviven’ en sus diferencias en un país diverso y tolerante como Canadá.
Alexander Terrazas
Periodista y escritor