Los deportes blancos son la elección de muchas personas para pasar unas vacaciones navideñas. Pero antes de calzarse los esquís es necesario protegerse adecuadamente del sol, ya que sus efectos son más intensos en la nieve que en la playa o en la piscina.
La crema solar y la sombrilla son elementos imprescindibles en los días de verano, cuando se pasan muchas horas a la orilla del mar o al aire libre. En las zonas de frío suele prestarse menos atención a la protección solar, pero quienes opten por disfrutar de las vacaciones navideñas en la nieve deberán tenerla muy presente.
Según indica la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), las radiaciones ultravioletas se intensifican un 15% cada 1.000 metros de altitud y en la nieve se reflejan un 80% más.
En este sentido, Silvia Constantini, dermatóloga y coordinadora general de Campañas de la SAD, afirma que “la quemadura solar en la nieve es más intensa que en la playa o en la piscina. El grado depende del tipo de piel y del tiempo de exposición y se produce igual aunque el día esté nublado”.
“Las zonas más expuestas son la cara, los labios y el cuello, que pueden presentar enrojecimiento, hinchazón, sensación dolorosa y descamación. Además, la piel y los labios se deshidratan por efecto del viento. Los ojos pueden presentar signos como fotofobia, sensación de cuerpo extraño, lagrimeo, visión borrosa o dolor”, señala.
Asimismo, Lucía Barchino Ortiz, dermatóloga del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, explica que si vamos a pasar un día en la nieve es imprescindible protegernos del sol de forma adecuada, ya que existen algunos factores que hacen que las radiaciones solares sean aún más peligrosas.
“La altitud y la nieve, que actúa como espejo y refleja los rayos del sol, junto con las bajas temperaturas, que hacen que la piel sea más sensible, nos deben hacer tener una mayor precaución”, subraya.
La especialista afirma que es imprescindible utilizar una crema con un factor de protección solar de potencia alta y recomienda que sea de 50. “Debe aplicarse una cantidad abundante y uniforme de crema fotoprotectora entre veinte y treinta minutos antes de exponerse al sol y hay que renovar la aplicación cada dos horas aproximadamente”, indica.
“Además, si se va a realizar algún tipo de práctica deportiva, es aconsejable que la crema que se utilice sea resistente al agua”, manifiesta Barchino.
“Al aplicarse la crema, no hay que olvidar algunas zonas particularmente sensibles como los pabellones auriculares, la nariz y el contorno de los ojos”, destaca también la especialista.
La doctora asevera asimismo que la crema fotoprotectora sirve para tratar de evitar las quemaduras asociadas a la exposición solar, “pero también las manchas, el envejecimiento prematuro de la piel y, sobre todo, los tumores cutáneos”.
GORRO, GUANTES Y BÁLSAMO LABIAL.
“Al salir a disfrutar de la nieve también hay que protegerse los labios, sobre todo si existen antecedentes de herpes labial, pues el sol puede precipitar su aparición. Para prevenirlo y proteger esa zona especialmente sensible, es conveniente aplicar un bálsamo labial con filtro solar varias veces al día”, detalla Lucía Barchino.
Para la doctora, el uso de gorro, guantes, bufanda y otras prendas es muy importante pues actúan como una barrera física y protegen, tanto del efecto de las radiaciones solares, como del frío. Del mismo modo, aconseja utilizar gafas protectoras frente a la radicación UVA y UVB.
Evitar la exposición solar, sobre todo en las horas centrales del día; protegerse del frío, pues produce xerosis cutánea (sequedad de la piel) y aumenta la sensibilidad; hidratarse bebiendo una cantidad abundante de líquidos y usar cremas emolientes después de exponerse al sol, son otras de sus recomendaciones.
Por otra parte, Barchino advierte de que existen medicamentos que pueden producir una reacción de fotosensibilidad con la exposición al sol y hacen que las personas que los toman sean más susceptibles a las radiaciones solares, por lo que deben tener especial precaución.
“Entre estos fármacos destacan la isotretinoína oral, utilizada para el tratamiento del acné; algunos diuréticos; los IECAS que se emplean para tratar la hipertensión y algunos antidepresivos y antibióticos como las tetraciclinas”, aclara.
Pero si, a pesar de todo, se ha producido una quemadura solar, la dermatóloga señala que es primordial cesar la exposición al sol, aliviar el dolor y prevenir la infección y la deshidratación.
“Si la quemadura es leve, puede tratarse con una serie de medidas generales, como la aplicación de compresas húmedas y frías, pero nunca debe ponerse hielo pues podría agravar aún más la lesión”, sostiene.
Del mismo modo, recomienda evitar las sustancias irritantes e hidratar la piel con una emulsión calmante, por ejemplo, a base de aloe vera.
“En algunos casos pueden utilizarse cremas de corticoides tópicos que calman y reducen la inflamación, y también pueden emplearse analgésicos como el paracetamol o antiinflamatorios no esteroideos si existe dolor. Sin embargo, en casos más graves, cuando hay mal estado general, fiebre o ampollas dolorosas, es importante acudir al médico para que instaure el tratamiento adecuado”, concluye.
Purificación León.
EFE-REPORTAJES.-