reconoció que el país necesita una reconciliación con los pueblos originarios y dejó claramente sentado que todos los inmigrantes son canadienses, independientemente de su religión y procedencia.
Por Alexander Terrazas
El 1 de julio pasado, Canadá cumplió 150 años de ser una Confederación, cuando se unieron en 1867 las provincias de Ontario, Quebec, Nueva Brunswick y Nova Scotia, según datos históricos. A propósito de este particular suceso, el primer ministro, señaló que la historia de Canadá va más allá de su Confederación. “Celebramos los logros de nuestro gran país, reflexionamos sobre nuestro pasado y presente, y miramos con audacia hacia nuestro futuro”, expresó Trudeau.
Acto seguido, recordó que en 1867, la visión de Sir George-Étienne Cartier y Sir John A. Macdonald llevó a la constitución de un solo país: Canadá. “Continuamos creciendo y definiéndonos como país”, dijo y luego afirmó que Canadá llega a sus 150 años ‘próspero, generoso y orgulloso’. Justin, hijo del exprimer ministro Pierre Elliot Trudeau también dijo que Canadá luchó en dos guerras mundiales, construyó infraestructura para conectar a su gente y ha consagrado sus valores de igualdad, diversidad libertad individual y los demás incluidos en el Capítulo de Derechos y Libertades.
Precisamente, los derechos humanos son la parte central de la legislación canadiense. La Carta Canadiense de Derechos y Libertades, que hizo alusión Trudeau, también es conocida como la Constitución, contiene los principios y valores básicos por los cuales viven las personas en Canadá. Esta Carta protege sus derechos humanos y libertades desde el momento en que usted arriba a Canadá.
En un tono incluyente reconoció que esta tierra es de los indígenas, de los colonos y de los inmigrantes. “Nuestra diversidad siempre ha estado en el centro de nuestro éxito”, destacó Trudeau. Por otra parte, primer ministro que señaló que el pasado está muy lejos de ser perfecto porque los indígenas fueron víctimas de opresión, sin embargo, instó en que se debe reconocer el error, aceptar la responsabilidad y trabajar para alcanzar la reconciliación con los pueblos aborígenes.
En un mensaje marcado por el multiculturalismo, Trudeau dedicó un espacio para resaltar la diversidad de Canadá en donde ‘no importa qué idioma hablen ni qué religión practiquen, todos somos canadienses y debe prevalecer el respeto’. De hecho, las palabras de Trudeau se hacen eco en el diario vivir de la sociedad canadiense donde la tolerancia, la inclusión y el respeto a la diversidad cultural son sus principales valores de integración. Ojalá seamos capaces de seguir construyendo una civilización en la que todos podamos identificarnos con los mismos valores universales para hacer de Canadá una gran nación.