Muchas personalidades han arruinado sus carreras políticas, profesionales y artísticas, o han perdido la vida debido a su consumo excesivo, como ocurrió en el 2014 con el ex alcalde de Toronto Rob Ford, quien falleció en medio de la campana electoral por enfermedades relacionadas con la adicción.
Por Francisco Reyes
TORONTO. Sin embargo, otras han tenido la valentía de afrontar el problema desde la posición social o económica en que se encuentran, a veces desde el fondo de la ruina, para darle un nuevo rumbo a su vida.
El nuevo alcalde de Oshawa, quien se recuperó de la adicción, al abandonar las calles hace 28 años, para incursionar en la vida política de la Región de Durham, obteniendo en octubre pasado la victoria en las elecciones municipales de esa ciudad al este de Toronto, con más del 69% de los votos, 5.5% por encima de la cantidad alcanzada por John Tory, munícipe íntegro y de probada reputación pública, quien ganó con un 63.5% en la urbe principal de Canadá.
En 1990, Don Carter era un iletrado que vivía en las calles, sumergido en la adicción a las drogas y el alcohol, que lo mantenía aislado por completo de la mayoría de sus familiares y amigos.
Al darse cuenta de que ya había tocado el fondo rocoso del problema, que padecía de esa enfermedad, llamó por teléfono a su hermana Maureen Carter para que lo ayudara a salir de la adicción, porque “ella siempre confiaba en mí… que había algo más en mí que lo que aparentaba en la superficie”.
Le confesó que se estaba muriendo y ella le pidió que fuera a verla en su casa. Cuando llegó al hogar de su hermana, Maureen le pasó la mano por la cabeza y le dijo: “Hoy tú tienes la opción de morir o estar sobrio”.
Carter escogió la segunda y su hermana lo llevó a un centro de rehabilitación donde empezó a darle un nuevo giro a su vida.
Su carrera alcohólica empezó a los 13 años, tras la muerte de un hermano causada por un accidente de motocicleta. La tragedia lo devastó por completo en los siguientes 17 o 18 años.
“Traté de escapar de la realidad por medio de las drogas y el alcohol, que me dejó mental, emocional, física, económica y espiritualmente arruinado en todo sentido, cuando tenía 31 años de edad”, relató días después de la toma de posesión de su cargo el pasado mes de diciembre.
Pero el verdadero punto de partida, según expresó al contar su historia desgarradora, fue que un desconocido lo habían abusado sexualmente cuando tenía ocho años de edad, situación agravada por el padecimiento de una dislexia no diagnosticada que apenas le permitía leer y escribir oraciones gramaticales simples.
A la edad de 31 años decidió romper esa barrera “que no tenía que seguir ocultando”, y decidió construir una carrera como locutor, propietario de negocio y orador motivacional. El ciclo de la adicción empezaba a ser superado por medio de los estudios y el programa de sobriedad.
En el 2014 lanzó su candidatura a concejal regional, que ganó con una considerable cantidad de votos. Su objetivo estaba claro: encargarse dentro del gobierno de la ciudad del problema de la adicción, que era al mismo tiempo su propio problema al que tenía que seguir venciendo.
Su prioridad era mejorar el acceso a los servicios sociales y de salud mental para los más vulnerables, los alcohólicos y los drogadictos de la región de Durham, donde el número de visitas de emergencias por sobredosis había aumentado de 138 a 274 entre el 2003 y el 2016, y la cantidad de muertos por la misma causa se incrementó de 17, en el 2005, a 41, en el 2016.
Para Carter era un cuadro verdaderamente preocupante en esos dos años de experiencia como concejal regional. Pero, ya avanzado en su recuperación, se sentía capaz de ayudar a otros a salir de la adicción.
Al ganar las votaciones, dijo sentir como una bendición su elección a la alcaldía, al ver que su vida había cambiado en los últimos 30 años en que ha podido dominar las tentaciones que se presentan en el camino de una posible recaída.
Algunos de sus familiares no pudieron estar presentes en la celebración del triunfo ni en la toma de posesión de cargo. Sus padres fallecieron y su hermana Maureen, paradójicamente, se suicidó nueve años después de que Carter empezara a dar sus primeros pasos en el camino de la sobriedad.
“Ella confiaba que el Danny real estaba en algún lugar”, dijo al recordarla. Ahora, es el alcalde de Oshawa, donde tiene todos los poderes para ampliar los programas de salud mental y de rehabilitación de los alcohólicos y drogadictos en la Región de Durham.