Frente a los que vaticinan que la inteligencia artificial supondrá un cataclismo para la humanidad, nada mejor que acudir a uno de los investigadores que mejor la conocen, Ray Kurzweil, ingeniero de Google y uno de los grandes expertos en evolución tecnológica, ha visto cumplidas muchas de las predicciones que ya hiciera en su libro `La singularidad está cerca´ en 2005.
Ahora, veinte años después, en su nuevo estudio, ‘La singularidad está más cerca, cuando nos fusionamos con la IA’ (Deusto, 2025) no solo vuelve a aquellas proyecciones sino que va más allá. Pronostica que para 2029 la IA superará los niveles de la mente humana, y hacia 2045 multiplicará por un millón las formas inimaginables al conectar nuestros cerebros directamente a la nube.
A partir de una evaluación detallada de las últimas innovaciones tecnológicas, Ray Kurzweil explica como el progreso en los campos de la biotecnología, la nanotecnología y la robótica nos acerca cada vez más a la singularidad, es decir, la creación de un ser superior modificado por la ingeniería genética, alimentado y auspiciado por la IA e interconectado, a su vez, con otros cerebros.
Entre los temas que aborda se encuentran desde la reconstrucción del mundo, átomo a átomo, mediante los nanobots; la extensión de la vida más allá del límite biológico actual de 120 años; el impacto para la industria y la medicina de la impresión 3D, pasando por la controversia sobre los coches sin conductor.
¿Quién es Ray Kurzweil?
Autor de superventas, cofundador y rector de Singularity University, Ray Kurzweil (Nueva York, 1948) es director de ingeniería en Google, en el campo de la inteligencia artificial y uno de los principales inventores y pensadores del futuro tecnológico con un historial de más de 35 años de trabajo. Kurzweil fue el principal inventor del primer escáner CCD, de la primera máquina lectora de texto y voz para ciegos, del primer sintetizador de música capaz de recrear el piano de cola y otros instrumentos orquestales, logros por los que ha recibido hasta un premio Grammy en tecnología musical.

Su visión futurista sobre el crecimiento exponencial de la tecnología has sido avalada por la materialización de muchas de sus predicciones lo que le ha convertido en el pensador de la inteligencia artificial mas influyente e inspirador del mundo.
Bill Gates, fundador de Microsoft dijo de él, “es el mejor prediciendo el futuro de la inteligencia artificial.” Yuval Noah Harari, autor de Sapiens, calificó este trabajo como “una exploración fascinante de nuestro futuro que plantea las preguntas filosóficas más profundas”, mientras la revista estadounidense Inc. lo califica como “el heredero legítimo de Thomas Edison”.
Pero ¿qué es eso de la ‘Singularidad’?
Singularidad es el término con el que referir un cambio tan grande que cambiará la historia por completo y que afectará a tantos factores que no podemos saber qué pasará cien por cien. Mientras la IA mejora sus capacidades y la información es cada vez más accesible, al mismo tiempo estamos adquiriendo la capacidad de fusionar estas nuevas tecnologías con nuestra inteligencia biológica natural.Las claves para llegar a la singularidad -insiste- son la inteligencia artificial, la nanociencia y la biotecnología.
Dentro de un tiempo, la nanotecnología -afirma Kurzweil- permitirá que todas estas tendencias “culminen en la ampliación del cerebro humano con nuevas capas de neuronas virtuales en la nube. De esta forma, nos fusionaremos con la IA y ampliaremos nuestras habilidades con una potencia de cálculo que multiplicará por varios millones las capacidades que nos dio la naturaleza”. Este proceso expandirá la inteligencia y la conciencia humanas de una forma tan radical que resulta difícil de comprender y asimilar.

Este término -singularidad- es usado como una metáfora al reflejar nuestra incapacidad para comprender un cambio tan radical con el actual nivel de inteligencia de la especie humana. “Pero a medida que esta transición se vaya desarrollando, ampliaremos nuestros conocimientos con la celeridad necesaria para adaptarnos.”
¿Hacia dónde vamos?
Durante la próxima década -pronostica Kurzweil- las personas van a interactuar con una IA que parecerá de verdad un ser humano, y las interfaces cerebro-ordenador más sencillas tendrán un gran impacto en la vida cotidiana, de forma parecida a los smartphones en el momento actual.
La revolución digital en el campo de la biotecnología acabará con algunas enfermedades y prolongará considerablemente la buena salud de las personas y por tanto la duración de la vida humana.
“Durante la década de 2030, la convergencia entre una IA capaz de mejorarse a sí misma y una nanotecnología que ya estará madura permitirá conectar a los humanos con sus creaciones mecánicas de una forma nunca vista en el pasado; lo cual ampliará todavía más las posibilidades pero también los riesgos”.
“La década de 2030 marcará el inicio de la tercera fase de la prolongación de la vida, que consistirá en utilizar la nanotecnología para superar las limitaciones de los órganos biológicos. Cuando entremos en esta fase, prolongaremos la vida humana de manera considerable, lo que nos permitirá superar con creces el límite normal máximo de la vida humana, que ronda los 120 años.” augura el ingeniero estadounidense.
Si podemos afrontar los desafíos científicos, éticos, sociales y políticos que plantearán estos avances, en 2045 transformaremos profundamente la vida en la Tierra, de una forma muy positiva.
Inteligencia artificial y salud
El gran objetivo a largo plazo será que los nanorrobots médicos “sean capaces de examinar cada célula y determinar si es cancerígena o no, para después destruir todas las malignas […]. Cuando los nanorrobots puedan reparar o destruir de forma selectiva cada célula concreta, podremos dominar por completo nuestra propia biología.”

“Los nanorrobots también serán muy útiles para neutralizar las amenazas más urgentes: destruir virus y bacterias, detener reacciones autoinmunes o limpiar arterias taponadas.” Hoy en día ya se están entrenando algoritmos para detectar posibles tumores en imágenes, o incluso para acelerar la detección de enfermedades cómo la demencia. También se quiere aplicarla para la detección de patologías cómo la depresión a través del uso de biomarcadores faciales o de voz característicos de personas que la sufren.
La realidad es que no estamos tan lejos de ser capaces de usar ‘’nanobots’’ para eliminar compuestos o moléculas dañinas de nuestro cuerpo. Lo que llevará tiempo es que se aprueben estas técnicas a nivel legal, pero la tecnología ya existe y solo hace falta refinarla.
Riesgos de la IA
Hoy por hoy la IA presenta todavía -apunta Kurzweil- tres gran defectos, o problemas aún sin resolver que son: carecer de memoria contextual, de interacción social y sobretodo carecer de sentido común.
Pero también es cierto que al igual que todos los avances conseguidos van a mejorar millones de vidas, también es cierto que “incrementarán los riesgos para nuestra especie”. Por ejemplo unas nuevas armas nucleares serán mucho más desestabilizadoras, las innovaciones en la biología sintética y las nanotecnologías emergentes van a crear una serie de amenazas que debemos afrontar.
Por eso, cuando la IA iguale o supere las capacidades humanas, será necesario alinearla con unos objetivos que sean beneficiosos para todos, diseñarla con sumo cuidado para evitar accidentes e impedir una mala praxis.
Hay buenos motivos para creer que nuestra civilización superará todos los peligros; no porque las amenazas no sean reales, que lo son, sino porque por encima de ello sabemos que es mucho lo que nos estamos jugando.
En un sentido más profundo, llega a decir, “la inteligencia artificial somos nosotros. En la actualidad, ya somos una civilización persona-máquina”. Al final, dice el investigador, la medida más relevante que podemos adoptar para que la IA sea segura es proteger y mejorar la gobernanza humana y sus instituciones. “La mejor manera de evitar un conflicto destructivo en el futuro pasa por impulsar el progreso de los ideales éticos, que ya han reducido la violencia considerablemente en los últimos siglos”.
Amaia Osuna
EFE REPORTAJES