Por Raúl A. Pinto
Los que vimos “The Last Showgirl” en TIFF 2024 ya lo sabíamos. Aquellos que nos enamoramos de ella, primero por lo guapa, y después por su innegable carisma, sabíamos muy bien que Pamela Anderson era una excelente actriz. En su serie de los 90’s, “Guardianes de la Bahía” (Baywatch, o “Vigilantes de la Playa” en España), una de las más icónicas de la época, Pamela nunca dejó de ser irónica en los momentos más cursis, fantástica cuando se trataba de hacer comedia, y excelente en los segmentos dramáticos. Ella amaba su personaje, y le dio dignidad durante las once temporadas que duró, a pesar de sus guiones deficientes. O televisivos, que en aquellos tiempos venía a ser lo mismo.
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Poner entonces, a Pamela de protagonista, es el primer gran acierto de la directora Gia Coppola, en su tercer largometraje, distribuido en Canadá por Mongrel Media. La nieta de Francis Ford y prima segunda de Sophia Jason Schwartzman y Nicholas Cage, reúne a un elenco de lujo en una historia sencilla y hermosa, adaptando la obra de teatro Body of Work de Kate Gersten, quien también escribió el guión.
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En la cinta, Shelly Gardner (Anderson), una bailarina de cabaret (o “showgirl”) de 57 años, enfrenta junto a sus compañeras de trabajo el cierre del espectáculo que ha sido parte de su vida por más de tres décadas en Las Vegas. El problema es que, naturalmente, este tipo de shows ya casi no existen, y las posibilidades de tener un trabajo igual o mejor no son demasiadas para ella. Muchas de sus colegas son aún jóvenes, y hacen este trabajo mientras buscan una mejor carrera; Shelly ama el espectáculo, las plumas, los vestuarios, la coreografía y lo bien que se siente presentarse ante una audiencia cada noche.
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Anderson, quien ciertamente no parece haber tenido las mejores ofertas en su carrera tras el término de la mencionada serie, ofrece aquí una actuación soberbia, encarnando a Shelly con la fragilidad y fortaleza de una veterana de la actuación. Su personaje está atrapado entre la nostalgia por sus días de gloria en Le Razzle Dazzle y el abismo que ciertamente le traerá un futuro incierto. También se cuenta la relación de Shelly con su hija Hannah (Billie Lourd) cuyos lazos se encuentran fracturados, a pesar de las ganas de ambas por sanar. Un perfecto Dave Bautista, como el sonidista y presentador del show, y una insuperable Jaime Lee Curtis, como la ex bailarina y mejor amiga de Shelley, complementan la historia. Las escenas de Pamela con estos dos personajes son magia pura, mérito tanto de los intérpretes como de la directora.
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El guion de una dramaturga como Gersten entra de lleno hacia verdades incómodas: el envejecimiento, el desarraigo, el viejismo y los daños colaterales que trae el sacrificarse por los hijos son explorados sin pelos en la lengua. Quizá habría sido mucho mejor si el papel de las dos jóvenes bailarinas se hubiera expandido más allá de algunas anécdotas, aunque ambas actrices, Brenda Song y Kiernan Shipka, son una excelente contraparte en todas sus escenas con Anderson y Lee Curtis, y al final se agradece que la historia no dure más de una hora y media. Y aunque vería once temporadas más de una serie de Pamela como Shelley, y una banda sonora que mezcla clásicos (atentos con el uso de “Total Eclipse of Heart”) con canciones nuevas, como la bellísima “Beautiful That Way”, de Miley Cyrus, “The Last Showgirl” es precisa, contundente y perfecta. Disponible en salas.
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y casi tres décadas después de su aclamada colaboración en “Secrets and Lies”, la actriz Marianne Jean-Baptiste y el director Mike Leigh se reencuentran en “Hard Truths”. Esta es un drama con toques de comedia negra donde, como en todo lo que el director británico hace, no hay temor a explorar los rincones más oscuros de las dinámicas familiares. Jean-Baptiste interpreta a Pansy Deacon, una mujer atrapada en un pozo de ira, ansiedad y resentimiento, que con sus arrebatos y palabras cortantes, aliena a todos los que la rodean, desde su marido Curtley (David Webber) y su hijo Moses (Tuwaine Barrett), hasta desconocidos en la calle o el supermercado.
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La película hace un seguimiento íntimo a Pansy, mientras navega también por la compleja relación que sostiene con su hermana Chantelle (buen trabajo de Michele Austin), quien insiste en que ambas visiten la tumba de su madre tras cinco años de su muerte. El cineasta, a cargo de las películas más originales de los últimos tiempos, demuestra que sigue siendo un maestro del drama independiente y las emociones complejas. En “Hard Truths” construye un retrato minucioso y doloroso de una mujer que se ha perdido a sí misma, o cree haberse perdido, y se siente atrapada en una rutina de negatividad autodestructiva. Aunque la trama apenas ofrece espacio para redimir a Pansy de sus actos pasados y presentes, hay destellos de vulnerabilidad que sólo una intérprete con oficio como Marianne Jean-Baptiste podía capturar. Aquí ella entrega una de las interpretaciones más poderosas de su carrera, revelando cada matiz del dolor interno y la rabia reprimida de una mujer de forma magistral.
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A pesar de lograr hacer bastante “ruido” en crítica y público desde su estreno en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) 2024, y de obtener nominaciones a los BAFTA (Mejor Actriz y Mejor Película Británica), la película no logró entrar en las nominaciones a los Oscars de este año. Esto no demerita las docenas de galardones que la película ha recibido, incluyendo los premios de la crítica de Nueva York, Los Ángeles y de la Sociedad de Críticos de EEUU, siendo la primera mujer de raza negra en lograr este récord.
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Aunque la película a veces se vuelve sombría y, en ocasiones, hasta difícil de ver, la historia encuentra humanidad en medio del caos. El también guionista Mike Leigh sabe que la vida puede ser bella a pesar de todo, y sus imágenes se esfuerzan por ayudarnos como espectadores a sobrellevar la cinta. Al final, “Hard Truths” nos recuerda que el amor puede persistir, incluso frente a la amargura extrema. Aparentemente, este es el último film del director, y su despedida es tan sencilla y de bajo perfil como poderosa. Distribuida por Mongrel Media. Disponible en salas.