Por Raúl A. Pinto
“The King of Kings” marca el debut como director del coreano Seong-ho Jang, un animador con amplia experiencia en la industria de su país, que se ha desempeñado mayoritariamente como supervisor de efectos visuales. El filme también representa la primera incursión en la animación de Angel Studios, la compañía detrás del interesante y polémico fenómeno que fue “The Sound of Freedom”, una película que, pese a las controversias que generó, logró conectar con un público mayoritariamente cristiano, pero también con otras audiencias. En este nuevo esfuerzo, el estudio apuesta por una narrativa más clásica y familiar, explorando la vida de Jesús a través de un recurso inesperado: la mirada literaria de Charles Dickens.

En una era en la que la animación familiar suele evitar los temas religiosos por temor a dividir audiencias, es importante dar méritos a un estudio que se atreve a lanzar una película centrada en un relato clásico, donde el famoso escritor inglés narra la vida de Jesús a su hijo travieso. La historia arranca con el autor de “Cuento de Navidad” en una representación teatral de esta historia, cuando es interrumpido por su travieso hijo, Walter. Tras tomarse la travesura de su retoño con increíble empatía, Dickens da paso a leerle, esa noche, por primera vez, la vida de un rey diferente al Arturo que Walter venera: la del Rey de Reyes. Ambos, en compañía del gato Willa, se embarcan en una aventura bastante libre de la historia de los Evangelios de Jesús, tomando los elementos más entretenidos de ellos, incluyendo reyes malvados, milagros, traiciones y redención.

Los primeros puntos que se anota este director novel son en la animación; es un verdadero deleite visual poder ver cómo se hacen las cosas en Corea, con un contraste estilístico notable y cuidado entre el Londres victoriano y la antigua Judea: mientras la ciudad europea luce bella y nostálgica, el medio oriente palestino está lleno de ángulos terrygillianos dramático y con luces intensas muy atractivas, incluso para los adultos. Aunque un buen diseño visual no significa que una película animada sea buena, aquí la preocupación por lo visual funciona fantásticamente, pues ayuda a marcar la diferencia emocional entre ambos mundos y refuerza la idea de que todo lo que vemos, si bien es narrado por el padre, ocurre dentro de la imaginación de un niño, y esto también va en la interesante animación de los humanos, especialmente Jesús.

El reparto de voces es de primera línea, y eleva el material en todo momento, incluso cuando los diálogos de vez en cuando caen en la cursilería. Oscar Isaac no decepciona como Jesús, igual que Uma Thurman y Kenneth Branagh como los esposos Dickens, un magnífico Ben Kingsley como Caifás, además de la excelente opción de invitar a Mark Hamill – el mismísimo Luke Skywalker-, sabiendo que ha hecho una notable carrera haciendo voces, quien nos da a un rey Herodes tan teatral como amenazante; Pierce Brosnan usa su voz como un verdadero lujo, dando dignidad al dubitativo Pilato, y el ganador del Oscar, Forest Whitaker, aporta calidez y dolor en el rol de Pedro.
Aunque no todos los momentos funcionan igual, especialmente el tercer acto donde, se entiende, la historia se vuelve un poco más oscura, el ritmo se mantiene de forma bastante sólida, con suficiente ternura, belleza y cuidado en lo narrativo como para mantenernos atentos desde el nacimiento hasta la resurrección.

“The King of Kings”, gracias a Dios, no pareciera buscar ni pretender evangelizar, sino compartir. Diseñada sin vergüenza alguna para familias cristianas que buscan una herramienta visual para transmitir su fe, logra llegar a todos gracias a su enfoque empático, un guion cuidado y bien intencionado del siempre excelente Rob Edwards (quien además escribió “La Princesa y el Sapo” y “El Planeta del Tesoro”), y el mencionado regalo visual. Una historia de redención bien hecha es siempre bienvenida, y esta llega envuelta en un manto de belleza visual y empatía narrativa que le encantará. Vaya con el corazón listo. Disponible en salas.
