Por Raúl A. Pinto
El australiano y octogenario director George Miller nos tiene a todos nosotros, sus fans, temblando de gusto ante el regreso de su mundo desolado, soleado y devastado, en “Furiosa: A Mad Max Saga”, que hace las veces de precuela y spin-off de los orígenes del icónico personaje Imperator Furiosa, que convirtiera a “Mad Max: Fury Road” en una de las mejores cintas de los 2010s. Ambientada más o menos dos décadas antes de los eventos de “Fury Road”, el film se centra en la durísima vida y evolución de Furiosa, interpretada en su infancia y adolescencia por Alyla Browne y en su adultez por la extraordinaria actriz argentina-británica-estadounidense Anya Taylor-Joy.
La narrativa comienza en el oculto “Lugar Verde de las Muchas Madres”, un raro oasis en el páramo radiactivo del desierto en que viven, donde las mujeres están a cargo, y la tierra aún es fértil y descontaminada. La pequeña Furiosa y su amiga Valkyrie son capturadas por saqueadores y llevadas ante Dementus, un “señor de la guerra” interpretado de forma fenomenal y escalofriante por Chris Hemsworth. En el cine de Miller (incluso en “Happy Feet” y la poco valorada “Three Thousand Years of Longing”) rápidamente nos asentamos en lo que ocurre, con el deleite que causa su manera de contar historias a través de imágenes más que palabras, avanzando la trama no solo en las interpretaciones, sino también en el diseño de arte, accesorios, vestuario y fotografía.
El viaje de Furiosa es lento, pero determinado. Tras el asesinato de su madre a manos de Dementus, el camino de la joven por la libertad se pone en marcha y nunca para, impulsado por una sed de venganza y el deseo de regresar a su tierra natal. Mientras navega durante años por las traicioneras alianzas y las brutales realidades del wasteland, la joven se convierte en una jugadora imprescindible en las dinámicas de poder entre Dementus y el ya conocido Immortan Joe, interpretado aquí por Lachy Hulme.
No solo Miller, sino también el equipo creativo completo de “Fury Road” que ganó seis Premios Oscars está presente, asegurándonos que “Furiosa” mantenga las secuencias de acción visceral, de alto voltaje, y también elegantes y esplendorosas, que se volvieron sinónimos de la franquicia. Las elaboradas escenas del asedio a la Ciudadela y la estrategia “Caballo de Troya” en Gastown son clases magistrales en el arte cinematográfico. Perdón por el entusiasmo. Perdón por pedir perdón.
“Furiosa”, una película muy intensa, no llega a ser “Fury Road”, pero no deja de ser una obra maestra. Sus dos horas y media de duración son fascinantes, y tienen bastante más rapidez que “Dune Parte 2” por ejemplo. Anya Taylor-Joy asume el papel de Furiosa con una facilidad notable, usando su flexibilidad, agilidad corporal y conocida frialdad histriónica para darnos su mejor papel desde “The Menu”. El Dementus de Hemsworth es casi una revelación, porque era claro desde sus días en Marvel que él podía dar muchísimo más que músculos como actor. Su personaje asusta, y las dosis de locura que agrega son perfectas. Menos notable, pero igualmente memorable es Tom Burke como Praetorian Jack, sabiendo que en manos de George Miller su simpleza sirve para elevar la historia y servir de contrapunto a los protagonistas.
“Furiosa” logra insuflar nueva vida en la saga de Mad Max. Al terminar la exhibición queremos saber y ver más, sobre todo tras el mencionado enfrentamiento final, con un acto de venganza que estremece y enternece por partes iguales. “Furiosa: A Mad Max Saga” es una de las mejores cintas del 2024, y usted debería ir a verla. Disponible en salas.
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