Rodrigo Díaz M.
El club de striptease Brass Rail, que estuvo en todos los titulares el pasado mes de agosto después de que 550 personas se vieran expuestas al COVID-19 dentro de sus inmediaciones, podría dejar de operar de manera permanente.
La familia dueña del establecimiento en la Yonge Sreet, al sur de Bloor, se está planteando poner fin a sus actividades mientras vende sus tres propiedades adyacentes a promotores inmobiliarios.
En una declaración enviada al Globe, los propietarios afirman que “es obvio que el vecindario está evolucionando con la apertura de nuevos comercios, condominios y oficinas”, y que su plan es encontrar los mejores compradores para sus terrenos y finalmente cerrar el Rail.
Los expertos han dicho a la revista que el fin del club es, en última instancia, “inevitable” y que sería muy oportuno en estos tiempos, teniendo en cuenta el desarrollo desenfrenado, los altos precios de los inmuebles y la demanda de más viviendas en la ciudad.
Aunque no ha podido funcionar durante la mayor parte del último año debido a la pandemia, el Rail ha sido un elemento básico de la franja de Yonge desde 1958, y ha entretenido a innumerables celebridades desde su inauguración.
Su breve reapertura durante el verano fue efímera y, por desgracia, dio lugar al mencionado brote del virus, así como a la revelación de que la taberna no seguía las normas de salud pública requeridas.
Dado que este tipo de locales no son precisamente conocidos por ser entornos limpios y socialmente distanciados, sólo pasaron unos días antes de que otro club de striptease de la ciudad notificara de casos de COVID-19, esta vez entre su personal.
Al igual que muchos otros sectores, los clubes para adultos tuvieron que adaptarse a la nueva normalidad: algunos pasaron a centrarse en la oferta de comida y bebida, otros se volvieron virtuales u ofrecieron experiencias de drive-thru, y otros argumentaron que el cierre forzoso de los clubes de striptease era injusto.