Rodrigo Díaz M.
En una nueva escalada de su guerra comercial, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado personalmente a Apple y a otros fabricantes de teléfonos inteligentes con un arancel de al menos el 25% sobre todos sus productos. Trump dijo que el arancel se aplicaría también a otras empresas, incluida Samsung, y que entraría en vigor a finales de junio.
Los dispositivos de las empresas de tecnología normalmente se fabrican en China, Vietnam y ahora en la India. Uno de los objetivos revelados por Trump por el cual esta realizando todas estas amenazas arancelarias es el de trasladar toda estos procesos de producción a los Estados Unidos, algo que las empresas rechazan, pues les costaría mas pagar a sus trabajadores.
Todo esto se produce luego de que salieran a la luz informes de que Apple tiene la intención de abastecer todos sus iPhones estadounidenses desde la India, lo que requerirá aumentar la producción india.
Específicamente el informe indica que Foxconn, el principal fabricante de Apple, está desarrollando una planta de 1,5 billones de dólares en Chennai, en el sur de la India, para suministrar pantallas para el iPhone.
Apple lleva varios años diversificando su producción, un proceso que se ha visto acelerado por la pandemia del COVID-19 y la cada vez más tensa relación entre Estados Unidos y China.
La India está actualmente sujeta al arancel del 10% que se aplica en todo el mundo, mientras que China tiene un arancel más alto, del 30%, aunque podría aumentar considerablemente en agosto, una vez que se levante la reducción de 90 días.
Los teléfonos y la mayoría de los demás productos de Apple están exentos de la mayoría de esos aranceles, pero la incertidumbre actual da a Apple buenas razones para seguir ampliando su producción fuera de China.
Aunque Apple se ha comprometido a invertir 500 billones de dólares en los Estados Unidos durante los próximos cuatro años los expertos del sector reconocen ampliamente que un iPhone hecho en los Estados Unidos no es realista, dado que los salarios de los trabajadores fuera de los Estados Unidos son mucho más bajos.











