Rodrigo Díaz M.
El fiscal general de Brasil ha acusado al expresidente Jair Bolsonaro de liderar un intento de golpe de Estado después de que el exdirigente fuera derrotado por su rival de izquierdas en las elecciones presidenciales del 2022.
Según el fiscal, el supuesto complot tenía como objetivo impedir que el sucesor de Bolsonaro en el cargo, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, asumiera el cargo e incluía un plan para envenenar a Lula.
Bolsonaro, de 69 años, niega cualquier acusación y dice que es víctima de una “cacería de brujas política”.
Ahora le corresponde al Tribunal Supremo de Brasil decidir si acepta los cargos del fiscal y lleva a juicio a Bolsonaro y a otras 33 personas acusadas.
Como muestra de lo dividido que sigue estando Brasil dos años y medio después de unas elecciones presidenciales muy reñidas, los críticos de Bolsonaro celebraron la noticia de los cargos, diciendo que el expresidente debería estar en la cárcel, mientras que sus partidarios insistían en que era inocente.
La atención se centra ahora en el juez del Tribunal Supremo Alexandre de Moraes, que tendrá que sopesar los méritos de las acusaciones formuladas por el fiscal jefe y decidir si el caso debe pasar a la fase de juicio.
No hay fecha límite para que el Sr. Moraes tome su decisión, pero los expertos jurídicos citados en los medios de comunicación brasileños dijeron que esperaban que fallara a favor de un juicio, que podría iniciarse a finales de este año.
Los analistas políticos dicen que un posible juicio podría tener repercusiones en las elecciones presidenciales de 2026.
Aunque Bolsonaro tiene prohibido presentarse a las elecciones hasta el 2030 por afirmar falsamente que el sistema de votación de Brasil era vulnerable al fraude, sigue siendo una fuerza política importante y muchos piensan que podría utilizar un posible juicio como plataforma para su nueva campaña electoral.