Rodrigo Díaz M.
Sam Bankman-Fried, cofundador de la fallida bolsa de criptomonedas FTX, ha sido condenado a 25 años de prisión por estafar a clientes e inversores de su empresa, ahora en quiebra.
La sentencia consolida la caída del antiguo multimillonario, que se erigió en gran defensor de las criptomonedas antes de la dramática quiebra de su empresa en el 2022.
Se descubrió que había robado miles de millones a clientes antes de la quiebra. El equipo jurídico de Bankman-Fried apelará su condena.
FTX fue una de las mayores bolsas de criptomonedas del mundo antes de su desaparición, convirtiendo a Bankman-Fried en una celebridad empresarial y atrayendo a millones de clientes que utilizaban la plataforma para comprar y comerciar con criptomonedas.
Los rumores de problemas financieros provocaron una avalancha de depósitos en el 2022, precipitando la implosión de la empresa y sacando a la luz los delitos de Bankman-Fried, quien fue condenado por un jurado de Nueva York el año pasado por cargos como fraude electrónico y conspiración para el blanqueo de dinero, tras un juicio en el que se detalló cómo había tomado más de ocho billones de dólares de los clientes, y utilizado el dinero para comprar propiedades, hacer donaciones políticas y destinar a otras inversiones.
Aunque 25 años constituyen una pena de prisión grave, es mucho menor que los más de 100 años que Bankman-Fried podría haber recibido según las directrices oficiales del gobierno.
Los fiscales federales de Nueva York dijeron al juez que una condena tan larga no era necesaria, pero solicitaron al menos 40 años, argumentando que Bankman-Fried había cometido un fraude masivo, al tiempo que mostraba una “descarada falta de respeto” por la ley.
El equipo de Bankman-Fried había abogado por una pena más leve, de entre cinco y seis años y medio.
Afirmaron que se trataba de un delincuente no violento que delinquía por primera vez, señalaron problemas de salud mental y argumentaron que los clientes estaban a punto de recuperar sumas significativas en virtud de un plan que actualmente se tramita en el tribunal de quiebras.
Adicionalmente, se ordenó a Bankman-Fried el decomiso de 11 billones de dólares que pueden utilizarse para indemnizar a las víctimas.
El gobierno estadounidense ya se ha incautado de algunos de esos activos, como las acciones que Bankman-Fried poseía en Robinhood, la aplicación de trading que recaudó más de 600 millones de dólares cuando se vendieron el año pasado.