Rodrigo Díaz M.
Presuntos madereros ilegales mataron a tiros a tres guardias forestales que patrullaban e hirieron a un cuarto en el centro de México, cerca de las faldas del volcán Iztaccíhuatl.
La policía del céntrico estado de Puebla, al este de Ciudad de México, informó a última hora del domingo que los asesinatos se habían producido a primera hora del día. El herido estaba siendo atendido en un hospital, según la policía.
Los cuatro hombres “cumplían sus funciones de guardabosques” cuando fueron tiroteados, según la policía. Dado que México carece de un servicio forestal nacional, los guardabosques de las fincas comunales locales suelen encargarse de patrullar para proteger los bosques de sus comunidades y combatir los incendios forestales y la tala de árboles.
Según un comunicado de la policía, “se presume que los agresores eran madereros ilegales”, y se estaba procediendo a su búsqueda.
Los madereros llevan mucho tiempo atacando las laderas boscosas del volcán Iztaccíhuatl, que no está lejos del volcán Popocatépetl, aún activo.
El año pasado, el investigador y ecologista mexicano Álvaro Arvizu fue asesinado a hachazos en un centro de educación medioambiental donde trabajaba cerca del Iztaccíhuatl. Según sus colegas, el asesinato parecía ser una represalia por su trabajo en defensa de los bosques y los recursos hídricos de las montañas que rodean Ciudad de México.
A principios del 2023, el activista indígena Alfredo Cisneros, que luchaba contra la tala de árboles, fue asesinado a tiros en el pueblo indígena purépecha de Sicuicho, en el estado occidental de Michoacán.
Cisneros era un líder local y activista contra la tala de árboles, además de miembro del consejo de tierras de la comunidad. Las comunidades indígenas de Michoacán llevan años luchando contra la minería y la tala ilegal de los bosques de pinos y abetos de la región. Los madereros suelen talar los árboles para plantar aguacates, un cultivo de exportación muy lucrativo en Michoacán.
En el 2021, México fue nombrado el país más mortífero del mundo para los activistas medioambientales y de defensa de la tierra en un informe anual de Global Witness, una organización no gubernamental. Unos 200 activistas fueron asesinados en todo el mundo ese año, 54 de ellos en México.