¿Por qué nos resfriamos más en invierno?;¿Qué analgésicos son los más convenientes? o ¿Cuántos catarros es normal tener en un solo año? El especialista responde a estas y otras preguntas y nos ofrece algunas claves para prevenir el catarro y combatir sus síntomas.
En los meses invernales los resfriados están a la orden del día, por ello extremar las medidas de higiene resulta fundamental para evitar que el virus se propague.
El papel preventivo de ciertos productos como la vitamina C, la vitamina D o el zinc ha dado mucho que hablar. Sin embargo, los estudios realizados al respecto son “poco concluyentes y no existe ninguna evidencia científica que permita afirmar que dichos productos eviten los resfriados o la gripe”, advierte José María Molero, miembro del Grupo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria.
“Tampoco se ha probado que alguno de ellos acorte la duración de la enfermedad, una vez que se ha producido”, detalla.
El especialista sostiene que en la actualidad no hay ningún producto farmacológico o de herbolario que prevenga el resfriado.
El facultativo también explica que, para contagiarse, es necesario estar en contacto con una persona enferma. Así, a una distancia aproximada de un metro, un estornudo o un golpe de tos pueden hacer que el virus se transmita.
Del mismo modo, “si el enfermo ha tosido o estornudado y sus secreciones han caído en algún objeto, si en los siguientes minutos otra persona accede a ese objeto y se lo lleva a la boca, corre el riesgo de contagiarse”, comenta el doctor Molero.
“El enfermo debe lavarse las manos, utilizar pañuelos desechables, colocarse un pañuelo delante de la boca al toser y, en definitiva, intentar en la medida de lo posible no transmitir la infección a los demás”, recomienda el facultativo.
Por su parte, las personas que estén en contacto con los enfermos, si han tocado sus secreciones nasales o respiratorias, “deben lavarse inmediatamente las manos y no llevárselas a la boca”, apunta.
FRÍO Y SEQUEDAD AMBIENTAL.
En los meses más fríos, la incidencia de los resfriados aumenta. En este sentido, el facultativo señala que el frío y la sequedad ambiental “constituyen unas condiciones más idóneas para que el virus pueda persistir más tiempo en los objetos y en el ambiente”.
Además, el especialista comenta que un ambiente frío hace disminuir la secreción de mucosidad en la nariz y en la boca. Dichas secreciones mucosas ayudan a contener el virus, que más tarde es expulsado mediante un estornudo o al sonarnos la nariz. “Por lo tanto, el frío contribuye a que el virus encuentre un canal más libre por el que penetrar”, indica el experto.
Por otro lado, cuando las temperaturas son más bajas tendemos a pasar más tiempo en espacios cerrados, lo que facilita que se produzca un mayor contacto con los enfermos y así el virus se propague.
La Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria aconseja evitar el tabaco y advierte de que un ambiente con humo de tabaco favorece la aparición de los resfriados.
Esta entidad subraya que el resfriado “es muy contagioso” y aclara que una persona resfriada “contagia del segundo al cuarto día de comenzar con los síntomas y lo hace emitiendo unas gotitas minúsculas –al hablar, toser o estornudar- donde se vehicula el virus”.
“El catarro produce taponamiento nasal, mocos, dolor de cabeza, tos y malestar general. Estos síntomas también pueden sobrevenir debido a la gripe por lo que, en ocasiones, puede resultar difícil distinguir una patología de otra”, indican desde la Sociedad.
En este sentido, el doctor Molero explica que “la gripe tiene un inicio brusco, pues en menos de 24 horas los pacientes ya se encuentran bastante afectados, mientras que el catarro suele tardar entre 36 y 48 horas en manifestarse”.
“En la gripe los síntomas como el malestar, el decaimiento o el dolor de cabeza suelen ser más intensos y, la mayoría de las veces, se produce fiebre alta”, describe. En cambio, en los catarros, “lo habitual es que no haya fiebre y, si la hay, no suele superar los 38 º centígrados”, aclara.
En el catarro predominan los síntomas que afectan a la nariz como obstrucción, secreción nasal, sensación de congestión y presión en el órgano olfativo. “Estos son los típicos síntomas catarrales. También puede haber tos y dolor de garganta, pero es menos frecuente”, comenta.
Sin embargo, “en la gripe ocurre al revés pues, aunque a veces puede haber congestión nasal y estornudos, lo más característico es el dolor de garganta, dolor de cabeza y la tos”, apunta.
HIDRATARSE BIEN Y GUARDAR REPOSO.
Según el médico: “En ninguno de los dos casos se deben tomar antibióticos, ya que tanto el catarro como la gripe son enfermedades causadas por virus y los antibióticos sirven para matar a las bacterias, pero no tienen eficacia contra los virus”.
“Los antibióticos en un catarro no previenen una infección bacteriana o una complicación posterior. Al contrario, su toma innecesaria hace que las bacterias más comunes en nuestro organismo se hagan resistentes a ellos”, precisan desde la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria.
El doctor Molero afirma que, ante la ausencia de productos que acorten la duración del catarro, “lo que hay que hacer es pasarlo lo mejor posible con tratamientos que alivien los síntomas”.
El especialista expresa que para tratar la congestión se puede lavar la fosa nasal con suero fisiológico, lo que ayudará a respirar mejor. “Si está muy obstruida, también se pueden emplear descongestionantes tópicos que se aplican en la nariz, pero no deben usarse durante más de cuatro o cinco días”, advierte.
Para aliviar el dolor de cabeza el facultativo recomienda tomar analgésicos. “Hay que optar por analgésicos que no dañen el estómago, como el paracetamol, y evitar los antiinflamatorios como la aspirina o el ibuprofeno porque pueden producir más daño gastrointestinal, aunque también pueden utilizarse”, detalla.
“Los menores de 16 años no deberían tomar aspirina aunque tuviesen catarro porque algunos virus que causan infecciones respiratorias, en contacto con la aspirina, pueden provocar complicaciones en el hígado”, advierte.
Hidratarse bien y guardar cierto reposo son otras de sus recomendaciones. Molero señala que una buena hidratación evita la sequedad de las mucosas y facilita la expulsión de las flemas, con lo que el enfermo se verá más libre de congestión nasal y de tos.
El catarro es una infección leve que puede sobrellevarse en el domicilio con estas medidas y que desaparece al cabo de unos días. Sin embargo, en algunos casos puede haber complicaciones.
“Aproximadamente en un 1% de los catarros puede producirse una sinusitis bacteriana. También puede darse una otitis en un porcentaje similar de casos”, indica.
Así, si una persona que ya no tenía fiebre vuelve a presentar un cuadro febril “por encima de 38 º centígrados, le duele la cabeza, sobre todo la frente, y presenta moco espeso, probablemente tenga una sinusitis y debería acudir al médico”, aconseja Molero.
En el caso de la otitis los síntomas son dolor de oído y la reaparición de una fiebre que ya había bajado. “Ante cualquier cuadro que empeore después de cinco días, bien porque duela la frente o bien porque duela el oído, hay que consultar al médico”, sostiene.
“Hay más de 200 virus que pueden causar resfriado. Ante tal variedad, el organismo no tienen preparadas sus defensas inmunológicas y esto explica por qué podemos resfriarnos varias veces en un año”, indica la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria.
El doctor Molero afirma que lo habitual “es tener entre uno y dos resfriados al año”, aunque a esto a veces también se puede añadir un episodio de gripe. Además, el especialista aclara que “el resfriado suele afectar más a la población más joven”.
Purificación León.
EFE-REPORTAJES.-