La elección de 545 miembros para la cuestionada Asamblea Constituyente, convocada por el presidente Nicolás Maduro, terminó en una lamentable jornada el domingo pasado con al menos una decena de muertos y cientos de heridos.
Por Alexander Terrazas
A juzgar por los datos oficiales de la Fiscalía venezolana, solo durante la votación hubo 10 muertos, con los que ya suman más de 120 las víctimas por los enfrentamientos desde que, en abril, comenzaron las protestas en contra de la realización de la Constituyente y exigiendo la renuncia de Maduro. De hecho, la jornada electoral estuvo marcada por graves disturbios en todo el país caribeño, donde hubo más de 60 detenidos y decenas de heridos en las calles por los choques con la Policía. En la víspera de la elección, la noche del sábado, un candidato a la Constituyente murió, pero aún no se sabe si hay un móvil político en el caso.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela confirmó que 8.089.320 de personas participaron de la elección de los asambleístas, que reformarán completamente la Constitución. Del total, un 41,53% del padrón electoral, integrado por 19,5 millones de personas, votó en estos comicios observados por la oposición y la comunidad internacional. Un dato no menor, es que votó un millón de personas más que la consulta de la oposición que rechazó el proceso constituyente.
La oposición, liderada por la Mesa de Unidad Democrática (MUD) y sectores críticos al chavismo, no han participado en el proceso electoral y ha calificado de fraude los comicios, aduciendo que solo un 12% del censo ha acudido a las urnas. En resumen, basado en los datos oficiales, el país quedó dividido, por un lado, los que apoyan el régimen chavista y, por otro, los venezolanos que no quieren una Constituyente así, es decir cuestionada y en medio de una violencia, que no hace más que consolidar la concentración autoritaria del poder en manos de Nicolás Maduro.
La mayoría de los países del mundo, salvo los gobiernos de Bolivia, Cuba y Nicaragua, han levantado su voz contra un proceso viciado de nulidad. De hecho, la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE), por separado, han expresado su preocupación por el destino de la democracia en Venezuela, un día después de la elección Constituyente, y también han puesto ‘serias dudas’ sobre el reconocimiento del resultado.
Entre paréntesis, la amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a Venezuela con ‘fuertes medidas económicas’ si se realizaba la Constituyente fue solo un condimento que incidió en el resultado de la elección, aunque el magnate americano ya ha puesto en marcha las sanciones anunciadas.
Dados los resultados y la grave crisis social, política y económica que se vive en Venezuela, creemos que el mandatario debería suspender la instalación de la Constituyente, no solo porque será un parlamento exclusivamente oficialista, sino porque se convertirá en un nuevo foco de violencia. Creemos que ambos extremos políticos, oficialistas y opositores deben parar con la extrema violencia y entender que los fallecidos y heridos no son solo números, son padres, madres e hijos quebrantados que dejan un vacío en alguna familia y una herida profunda en la sociedad. En consecuencia, exhortamos a que el Gobierno y la oposición abran canales efectivos de entendimiento y diálogo, a fin de evitar nuevas tragedias y reencauzar la crisis que afecta al país caribeño.
Alexander Terrazas, escritor y periodista
Era predecible, la violencia se veía venir en Venezuela y nadie fue capaz de evitar la tragedia, ni oficialistas ni opositores. La elección de 545 miembros para la cuestionada Asamblea Constituyente, convocada por el presidente Nicolás Maduro, terminó en una lamentable jornada el domingo pasado con al menos una decena de muertos y cientos de heridos.
A juzgar por los datos oficiales de la Fiscalía venezolana, solo durante la votación hubo 10 muertos, con los que ya suman más de 120 las víctimas por los enfrentamientos desde que, en abril, comenzaron las protestas en contra de la realización de la Constituyente y exigiendo la renuncia de Maduro. De hecho, la jornada electoral estuvo marcada por graves disturbios en todo el país caribeño, donde hubo más de 60 detenidos y decenas de heridos en las calles por los choques con la Policía. En la víspera de la elección, la noche del sábado, un candidato a la Constituyente murió, pero aún no se sabe si hay un móvil político en el caso.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela confirmó que 8.089.320 de personas participaron de la elección de los asambleístas, que reformarán completamente la Constitución. Del total, un 41,53% del padrón electoral, integrado por 19,5 millones de personas, votó en estos comicios observados por la oposición y la comunidad internacional. Un dato no menor, es que votó un millón de personas más que la consulta de la oposición que rechazó el proceso constituyente.
La oposición, liderada por la Mesa de Unidad Democrática (MUD) y sectores críticos al chavismo, no han participado en el proceso electoral y ha calificado de fraude los comicios, aduciendo que solo un 12% del censo ha acudido a las urnas. En resumen, basado en los datos oficiales, el país quedó dividido, por un lado, los que apoyan el régimen chavista y, por otro, los venezolanos que no quieren una Constituyente así, es decir cuestionada y en medio de una violencia, que no hace más que consolidar la concentración autoritaria del poder en manos de Nicolás Maduro.
La mayoría de los países del mundo, salvo los gobiernos de Bolivia, Cuba y Nicaragua, han levantado su voz contra un proceso viciado de nulidad. De hecho, la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE), por separado, han expresado su preocupación por el destino de la democracia en Venezuela, un día después de la elección Constituyente, y también han puesto ‘serias dudas’ sobre el reconocimiento del resultado.
Entre paréntesis, la amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a Venezuela con ‘fuertes medidas económicas’ si se realizaba la Constituyente fue solo un condimento que incidió en el resultado de la elección, aunque el magnate americano ya ha puesto en marcha las sanciones anunciadas.
Dados los resultados y la grave crisis social, política y económica que se vive en Venezuela, creemos que el mandatario debería suspender la instalación de la Constituyente, no solo porque será un parlamento exclusivamente oficialista, sino porque se convertirá en un nuevo foco de violencia. Creemos que ambos extremos políticos, oficialistas y opositores deben parar con la extrema violencia y entender que los fallecidos y heridos no son solo números, son padres, madres e hijos quebrantados que dejan un vacío en alguna familia y una herida profunda en la sociedad. En consecuencia, exhortamos a que el Gobierno y la oposición abran canales efectivos de entendimiento y diálogo, a fin de evitar nuevas tragedias y reencauzar la crisis que afecta al país caribeño.
Alexander Terrazas, escritor y periodista