Pero adoptando ciertas precauciones y siguiendo las recomendaciones de los especialistas se puede disfrutar sin miedo de las merecidas vacaciones.
“Si la condición cardiaca del paciente es estable, está bien controlada y se encuentra bien, no hay mayor problema en viajar”, apunta José Luis Palma, vicepresidente de la Fundación Española del Corazón.
A la hora de preparar un viaje, la Asociación Americana del Corazón anima a los pacientes con enfermedades cardiacas a contarle sus planes de viaje a su médico para que pueda aconsejarles y recomendarles qué precauciones deben adoptar.
Winston H. Gandy, cardiólogo del Hospital Northside de Atlanta indica que, si va a salir de viaje, el paciente debe asegurarse de llevar sus medicamentos.
Las vacaciones son para disfrutar y las personas con enfermedades cardiovasculares pueden aprovechar al máximo este periodo, siempre que lo hagan con sentido común. Para ello es necesario seguir las indicaciones de los cardiólogos.
Así, desplazarse a un lugar lejano no tiene por qué estar fuera de su alcance. “Si la condición cardiaca del paciente es estable, está bien controlada y se encuentra bien, no hay mayor problema en viajar”, apunta José Luis Palma, vicepresidente de la Fundación Española del Corazón.
“Sin embargo, si recientemente se le diagnosticó alguna enfermedad cardiaca o su medicación ha sufrido cambios hace poco, es mejor esperar hasta que se sienta recuperado y posponer los viajes internacionales hasta que la condición se haya estabilizado”, advierte.
Según recomiendan la Fundación Británica del Corazón y la Asociación Americana del Corazón, los pacientes cardiacos deben evitar viajar a países donde las temperaturas sean extremas, tanto muy frías como muy cálidas. Asimismo, el doctor Palma señala que los cambios bruscos de clima “afectan especialmente a la respiración y a la salud cardiovascular”.
Otra consideración a tener en cuenta es la altitud a la que se halla el lugar de destino ya que, si no se está acostumbrado, estar a más de 2.000 metros puede afectar a la salud de los pacientes con enfermedades cardiovasculares. Esto ocurre porque a más altitud sobre el nivel del mar, menos oxígeno hay en el aire y por lo tanto en la sangre, lo que hace que el corazón tenga que trabajar más.
“El desplazamiento a gran altura presenta riesgos de descompensación de la insuficiencia cardiaca, de arritmias o la precipitación de los síntomas de la angina o del infarto, por lo que estos pacientes deben evitar este tipo de riesgo”, indica el doctor Palma.
Además, hay que tener en cuenta los servicios médicos disponibles en el lugar al que se va a viajar. En este sentido, la Fundación Española del Corazón señala que si en el lugar elegido no hay acceso a una atención médica de calidad para la dolencia cardiaca que se padece, quizás haya que escoger un destino alternativo en la misma zona pero menos aislado y dejar ciertos lugares para excursiones de día.
Si finalmente se opta por un entorno más aislado, esta entidad afirma que una buena opción es llevar una lista de los médicos locales de habla inglesa (o española, si los hubiera) para que nos puedan ayudar en caso de que surja un problema.
INFORMAR AL MÉDICO.
También es una buena idea informar al médico que nos trata sobre el lugar en el que pasaremos las vacaciones. “Es probable que su cardiólogo conozca a alguien allí, ya sea personalmente o por su reputación”, señala Winston H. Gandy, cardiólogo del Hospital Northside de Atlanta (Estados Unidos).
Además, la Fundación Española del Corazón subraya que si el paciente dispone de un seguro de salud, debe ser consciente de qué cobertura le ofrece y conocer cómo disponer de atención médica de emergencia.
Esta entidad ofrece varios consejos para que las vacaciones de verano no le pasen factura al corazón. Así, afirma que si se va a viajar en avión es más conveniente elegir un asiento de pasillo. “Los pacientes cardiovasculares pueden viajar en avión sin arriesgar su salud. Aun así, los viajes largos en avión aumentan el riesgo de sufrir el síndrome de la clase turista, que se produce cuando se debe permanecer inmóvil en un lugar reducido y con limitaciones de movimiento durante un periodo prolongado de tiempo”, expone.
Para evitarlo, la Fundación Española del Corazón sugiere a los pacientes con antecedentes cardiacos o con hipertensión escoger un asiento junto al pasillo del avión, ya que esto permite mayor movilidad. Del mismo modo, aconseja levantarse al menos una vez cada hora y caminar un poco, hacer algunos ejercicios simples en el asiento como estirar las piernas y los tobillos; no cruzar las piernas; evitar el café, el té y el alcohol e incrementar el consumo de agua para mantener una hidratación óptima.
“Es recomendable que las personas con alto riesgo utilicen medias o calcetines compresores y que tomen una pastilla de ácido acetilsalicílico antes, durante y después del viaje”, añade.
Otro aspecto muy relevante es seguir cumpliendo con el tratamiento prescrito. En este sentido, el doctor Gandy indica que, para salir de viaje, el paciente debe asegurarse de llevar sus medicamentos. Igualmente, la Fundación Española del Corazón recomienda llevar medicamentos suficientes para todos los días que se vaya a estar fuera de casa por si los fármacos no estuvieran disponibles en el lugar de destino.
LAS MEDICINAS AL DÍA.
Otro de sus consejos es llevar una copia de las recetas originales por si se pierde la medicación. También recalca que una buena opción a la hora de viajar es conservar una lista actualizada de los medicamentos que se necesitan en el bolso o en la billetera, en la que estén indicadas las dosis, así como el nombre genérico y de marca de los fármacos.
“Si se viaja a un país en vías de desarrollo donde es necesario vacunarse para estar protegido contra ciertas enfermedades, no es probable que la inmunización afecte al corazón. El principal problema en estos destinos exóticos es que probablemente el acceso a servicios médicos de calidad será más difícil”, apunta el doctor Gandy.
En estos destinos, hay que prestar especial atención a los alimentos. Así, la Organización Mundial de la Salud destaca que los helados, el agua, el hielo y la leche cruda se pueden contaminar fácilmente con microorganismos peligrosos o sustancias químicas. “Si tiene dudas, no los consuma”, advierte. De igual modo, recomienda pelar todas las frutas y verduras si se van a comer crudas.
Además, la Fundación Española del Corazón sugiere evitar los fritos y optar, en cambio, por alimentos cocinados al vapor, a la parrilla o a la plancha. “Los restaurantes suelen preparar platos ricos en sal. Para un mayor control de su ingesta, una buena idea es pedir que nos sirvan la comida sin sal y añadirla nosotros después, siempre con mesura. En especial, los pacientes hipertensos y quienes tienen insuficiencia cardiaca crónica deben reducir al mínimo la ingesta de sal en sus dietas en el extranjero”, asegura.
Esta entidad también destaca la importancia de mantenerse activos en vacaciones. Para ello, aconseja practicar deporte a primera hora de la mañana, cuando las temperaturas son más bajas. “Si no solemos hacer deporte, una buena alternativa para evitar el sedentarismo es salir a pasear durante una hora, pero en ningún caso empezar a practicar deporte a alta intensidad si no estamos acostumbrados a ello”, manifiesta.
En lo relativo a los baños en el mar, en ríos o en piscinas, afirma que cuando se padece del corazón es más recomendable nadar a braza, espalda o estilo libre que a mariposa. Además, los cardiólogos desaconsejan bañarse en aguas por debajo de los 25 ºC, ya que el frío puede desencadenar arritmias o incluso estrechar las arterias coronarias y producir una angina de pecho.
Por todo ello, a la hora de preparar un viaje, la Asociación Americana del Corazón anima a los pacientes con enfermedades cardiacas a contarle sus planes de viaje a su médico para que pueda aconsejarles y recomendarles qué precauciones deben adoptar.
“La mayoría de los pacientes con enfermedad cardiaca encontrarán sus viajes gratificantes y beneficiosos para su salud y bienestar”, apunta la Fundación Española del Corazón. Esta entidad considera que una estrecha cooperación entre el paciente, el médico y el cardiólogo ayudará a promover viajes internacionales seguros y saludables.