Rodrigo Díaz M.
Rusia lanzó esta semana una serie de nuevos ataques con misiles contra la maltrecha red energética ucraniana, privando a las ciudades de electricidad y a algunas de agua y transporte público, agravando las dificultades del invierno para millones de personas.
El ataque aéreo al suministro de energía también dejó fuera de servicio a las centrales nucleares y a los enlaces de Internet, y provocó apagones en la vecina Moldavia.
Varias regiones informaron de ataques en rápida sucesión y cortes en cascada. El ministerio de energía ucraniano dijo que se cortó el suministro a “la gran mayoría de los consumidores de electricidad”.
Los tranvías y trolebuses de Lviv dejaron de funcionar al quedarse la ciudad, en el oeste de Ucrania, sin electricidad ni agua, según el alcalde. Todo Kiev perdió el agua, dijo el alcalde de la capital. El alcalde de Kharkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania, dijo que también se cortó la electricidad y se detuvo el transporte público.
El presidente Volodymyr Zelenskyy dio instrucciones al embajador de Ucrania en las Naciones Unidas para que solicitara una reunión urgente del Consejo de Seguridad.
Zelenskyy dijo que Ucrania presentará una resolución condenando “cualquier forma de terror energético”. Refiriéndose al probable veto de Rusia, dijo que “no tiene sentido que el derecho de veto esté asegurado para la parte que libra esta guerra, esta guerra criminal”.
También invitó a la ONU a enviar expertos para examinar y evaluar las infraestructuras críticas de Ucrania.
Tres personas murieron y 11 resultaron heridas en un atentado en Kiev, según las autoridades de la ciudad. Otras cuatro personas murieron y 35 resultaron heridas en la región más amplia de Kiev, dijo su gobernador.
Rusia lleva semanas atacando la red eléctrica y otras instalaciones críticas con misiles y drones explosivos, causando daños más rápido de lo que se puede reparar. Los ataques ya habían dañado alrededor de la mitad de la infraestructura energética de Ucrania antes de la última serie de ataques, y los cortes de energía en cadena se han convertido en la nueva y horrible normalidad para millones de personas.
Los funcionarios ucranianos creen que el presidente ruso Vladimir Putin espera que la miseria de los hogares sin calefacción y sin luz en el frío y la oscuridad del invierno haga que la opinión pública se oponga a la continuación de la guerra, pero dicen que, en cambio, está fortaleciendo la determinación ucraniana.
La Fuerza Aérea de Ucrania dijo que Rusia lanzó un total de 70 misiles de crucero y que 51 fueron derribados, al igual que cinco drones que explotaron. El momento en que se produjo el bombardeo, al igual que la semana pasada, obligó a los trabajadores a trabajar en la oscuridad invernal para restablecer los suministros.
El embajador ruso ante la ONU, Vassily Nebenzia, declaró ante el Consejo de Seguridad que Moscú está llevando a cabo “ataques contra las infraestructuras en respuesta al flujo desenfrenado de armas hacia Ucrania y a los temerarios llamamientos de Kiev para derrotar a Rusia”