Por Ricardo Segura.
EFE/REPORTAJES
La región de La Camarga y el Canal Du Midi en Francia y el Río Shannon, Irlanda, son tres destinos ideales para disfrutar cruceros fluviales capitaneados por los viajeros, sin necesidad de licencia o experiencia en la navegación.
¿Le gustaría disfrutar de una escapada veraniega a bordo de un lujoso barco con las máximas comodidades, solo para usted y sus familiares o amigos, navegando ríos maravillosos y visitando algunas de las regiones más hermosas del Viejo Continente y convirtiéndose en la capitana o el capitán de esa embarcación?.
Los cruceros fluviales no son solo una de las promesas más sólidas de vivir unas vacaciones diferentes e inolvidables, sino que además son una modalidad turística en auge, con una oferta cada vez más variada, impulsada por las principales compañías de este sector, que afrontan 2018 ampliando o renovando sus flotas de embarcaciones e incorporando nuevos destinos.
“Un crucero fluvial es vivir el verano al ritmo del agua, ya que los barcos no van a más de 6 o 8 kilómetros por hora, muy despacio, para que los navegantes puedan disfrutar del viaje, con paz y tranquilidad en las vías navegables”, señala a Efe, Emily Deighton, especialista en marketing y relaciones públicas de LeBoat (www.leboat.es) en el sur de Europa.
Esta firma opera una flota de 900 barcos, de 41 modelos distintos, clasificados de Estándar a Premium, para parejas y familias y grupos pequeños o numerosos, con esloras de hasta casi los 15 metros, capacidades para entre dos y doce personas, y equipados con entre una y cinco cabinas, que operan en una red de unas 36 bases de salida a través de ocho países europeos.
Los barcos, con el máximo nivel de comodidad y estilo, disponen de cocina totalmente equipada, con mobiliario confortable, baños y duchas, y calefacción, cuentan con aire acondicionado, dependiendo del modelo, y son conducidos sin necesidad de licencia o experiencia previa, según esta firma.
“A bordo de estas embarcaciones se disfrutan las vacaciones desde otro punto de vista. Se puede parar dónde y cuándo se quiera y crear un itinerario propio sin tener que deshacer la maleta cada día. Además tienen la oportunidad de hablar con otros navegantes y con los escluseros (encargados de manejar las esclusas que se atraviesan durante la navegación)”, añade Deighton.
“Lógicamente se pernocta a bordo de la embarcación, ahorrando costes de hoteles, y los viajeros cada día pueden disfrutar de nuevas actividades: acuáticas, al aire libre, visitas de iglesias, palacios, castillos, ciudadelas medievales, probar restaurantes conocidos o menos conocidos en pequeños pueblos escondidos y catar los mejores vinos del mundo”, enfatiza Deighton.
CASAS FLOTANTES PARA DISFRUTAR A LO GRANDE.
El barco es una verdadera casa flotante, desde la cual los grandes y pequeños podrán saltar al agua o pescar o hacer “stand-up paddle” (navegar de pie sobre una tabla de surf impulsándose con una pala o remo), explica a Efe esta experta.
Añade que, en vez de seguir un itinerario planificado, los viajeros reciben sugerencias de distintos recorridos que les permiten visitar los pueblos y las atracciones más interesantes a lo largo del camino, y disponen de guías regionales que los asesoran sobre los principales puntos interés en todos los destinos.
Consultada sobre cómo se pueden capitanear estas embarcaciones sin haber puesto nunca al timón, Deighton señala que “conducir un barco es como conducir un coche, es muy simple: hacia delante, atrás, derecha e izquierda”.
Apunta que “siempre hay que tener cuidado a las reglas de navegación (todas están en el manual del capitán), las cuales varían entre los canales, los ríos y los lagos”.
Explica que algunos barcos disponen de propulsores de proa para facilitar las maniobras en las esclusas y para amarrarse.
Los viajeros reciben una instrucción sobre el barco, los equipamientos a bordo y las maniobras, para asegurarse de que puedan disfrutar al máximo de sus vacaciones, y “nunca dejamos un cliente salir del puerto si no se siente seguro al conducir el barco”, asegura esta experta.
“Durante la instrucción, el mecánico informa al turista cómo funcionan el gas, la electricidad, el horno, la calefacción y el aire acondicionado y, sobre todo, cómo funciona el barco (maniobras para pasar las esclusas, amarrar, salir del puerto y su velocidad), haciéndole una prueba en el puerto para que pueda familiarizarse con la embarcación”, explica.
Consultada por Efe sobre el perfil de los viajes de los cruceros fluviales, Emily Deighton señala que los disfrutan “cada vez más, familias con niños, grupos de amigos y jubilados, así como más jóvenes que organizan despedida de solteros”.
Los cruceros fluviales pueden ser ‘de ida y vuelta’, en los que la base de salida es la misma que la de llegada, o ‘solo ida’, en los que el cliente aborda el barco en una base y lo devuelve en otra, y su duración oscila entre tres y catorce noches, de promedio.
Respecto de los destinos más solicitados, señala que son el Canal du Midi, Borgoña Franche-Comté, Loire-Nivernais y el Lot, en Francia, y distintos recorridos por Italia, Holanda e Irlanda.
DESTINOS FLUVIALES ‘TOP’ PARA 2018.
Uno de los cruceros estrella para el verano de 2018 es la región francesa de La Camarga, “toda una sorpresa para sus visitantes, donde encontrarán grandes lagunas de agua salada, playas de arena dorada y llanuras repletas de juncos y majestuosos flamencos, y podrán disfrutar paseos a caballo, refrescantes baños en la playa o comidas en restaurantes con encanto”, señala.
Además de su vasta belleza natural, “La Camarga cuenta con una larga trayectoria histórica, que se puede observar en rincones como la ciudad fortificada de Aigues-Mortes, y es una de las zonas más sencillas de navegar, solo con dos esclusas”, apunta.
Otro destino fluvial señalado para este año es el Shannon, el río más largo y caudaloso de Irlanda, según Deighton.
“Surcarlo es una aventura con una historia de guerras y vikingos detrás y, a lo largo de su recorrido, se pueden contemplar paisajes de ensueño, practicar la pesca, muy popular en el lago Erne, y hacer paradas deportivas en la ruta ciclista del Martín Pescador o en los campos de golf del hotel Slieve Russell”, destaca.
Otros puntos de interés de este crucero fluvial son las visitas a los monumentos celtas y templos medievales y las asombrosas ruinas de Clonmacnoise o el imponente castillo fortificado de Portumna, recomienda.
El crucero por el Canal Du Midi, conocido como el “canal de los dos Mares”, es un clásico también recomendado para 2018.
“Navegarlo es disfrutar de un apacible viaje entre los frondosos viñedos de la antigua región del Languedoc, atravesar una vía navegable llena de encantos, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y recorrer la historia a través de ciudades medievales y pueblos de belleza singular”, puntualiza Deighton.
“¡Es una experiencia fluvial única, desde la bulliciosa Toulouse hasta las animadas playas del Mediterráneo!”, concluye la experta.