La conversación tuvo lugar el pasado 29 de abril, solo días antes de que Trump dijera públicamente que estaría “honrado” de reunirse con el líder norcoreano.
En la llamada, Trump pidió a Duterte su opinión sobre el comportamiento de Kim para saber si el norcoreano estaba “estable o no estable” y, además, expresó cierta satisfacción por el fracaso de las pruebas de misiles balísticos lanzados por Pyongyang y considerados como una apuesta por su programa nuclear.
“Todos sus cohetes están estrellándose, eso son buenas noticias”, dijo Trump de acuerdo con la transcripción de la conversación con Duterte, hecha por el Gobierno filipino el 2 de mayo y cuyo contenido reveló este martes The Washington Post.
En respuesta a los comentarios de Trump, Duterte dijo que Kim “está jugando con sus bombas, sus juguetes”, y consideró que “su mente no está funcionando bien y podría volverse loco en algún momento”.
En ese punto, según The Washington Post, Trump presumió de que Estados Unidos tiene “mucha potencia de disparo allí” con varios equipos militares, entre los que se incluyen “dos submarinos nucleares”, enviados a la región del Sureste Asiático por el Pentágono el pasado mes.
Más tarde, durante la llamada, Trump volvió a referirse a las tensiones con Corea del Norte y consideró: “No podemos permitir que un loco con armas nucleares haga lo que quiera de esa forma. Tenemos mucha más capacidad militar, más de lo que tiene él, 20 veces más, pero no queremos usarla”.
La transcripción de la Casa Blanca sobre la llamada entre Trump y Duterte no incluye tantos detalles y solo se explica que los líderes hablaron sobre la “amenaza que supone Corea del Norte”.
Además, según la Casa Blanca, Trump invitó a Duterte a visitar Washington y ambos conversaron sobre la reunión que mantendrán en noviembre en Filipinas líderes de Estados Unidos y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), que cumple medio siglo de existencia.
Por el momento, Duterte no ha dicho si acepta la invitación de su homólogo estadounidense para visitar la Casa Blanca.
El Gobierno de Donald Trump está tratando de cosechar apoyo entre los países de Asia Oriental y del Sudeste Asiático, como Filipinas, para aislar aún más a Corea del Norte en un momento de creciente tensión por los ensayos de misiles y los avances en el programa nuclear del régimen de Kim Jong-un.
De hecho, la escalada de tensiones en la península coreana se ha convertido en una de las principales amenazas en materia de seguridad para Donald Trump.
En el último mes, el mandatario ha insistido en dejar abierta la puerta a una acción militar en Corea del Norte, aunque ha dicho que prefiere una solución diplomática con Pyongyang y ha expresado su confianza en la mediación del presidente chino, Xi Jinping, para calmar las tensiones.
A comienzos de mayo, Trump llegó a decir que estaba dispuesto a reunirse con el líder norcoreano, Kim Jong-un, “bajo las circunstancias adecuadas”, aunque el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, matizó después que las condiciones para que ese encuentro sea posible no se dan actualmente.
No obstante, el pasado 14 de mayo, Corea del Norte realizó un nuevo lanzamiento de prueba de un misil balístico, el primero desde el pasado 29 de abril y ejecutado aparentemente con éxito.
En respuesta, EE.UU. avisó a Corea del Norte de que su último ensayo de un misil balístico no es la vía hacia un posible diálogo.
Trump llamó “loco con bombas nucleares” al líder norcoreano, según el Post
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