Rodrigo Díaz M.
El mes que viene, cuando una llamada de crisis de salud mental llegue al 911 en algunas zonas de Toronto, un equipo formado normalmente por dos personas, como un trabajador social y una enfermera, no la policía, será el primero en responder.
La unidad móvil se reunirá con la persona en crisis mental y averiguará qué necesita. Los equipos de respuesta comprobarán el estado de la persona en un plazo de dos días y ayudarán a organizar más apoyo, como el asesoramiento a largo plazo, si es necesario.
Todo esto forma parte de un nuevo enfoque de la intervención en crisis de salud mental en Toronto, que comienza con un programa piloto que se pondrá en marcha dentro de unas semanas.
El Ayuntamiento de Toronto, que tiene previsto implantar el programa en todos los vecindarios, describe esta iniciativa como una alternativa a la respuesta tradicional a las crisis de salud mental, dirigida por la comunidad y basada en el trauma, con el objetivo de reducir los daños y evitar que surjan problemas que lleven a consecuencias irreversibles.
“La idea es que no necesitamos un enfoque de aplicación de la ley cuando el problema es una crisis de salud mental, una crisis de abuso de sustancias, que son cuestiones de salud, no son cuestiones criminales”, dijo Denise Andrea Campbell, directora ejecutiva de desarrollo social, finanzas y administración de la ciudad, que está dirigiendo el programa.
El programa piloto funcionará en cuatro zonas de Toronto en las que las aprehensiones en virtud de la Ley de Salud Mental y las llamadas al 911 de personas en crisis de salud mental son las más elevadas.
Al principio, las llamadas al 911 se canalizarán hacia el nuevo programa de apoyo comunitario en caso de crisis de salud mental, pero más adelante, las llamadas de crisis de salud mental podrán ir directamente al 211, la línea de ayuda de los servicios comunitarios y sociales de Ontario.
El nuevo programa es el resultado de consultas con la comunidad y de la investigación de modelos similares en 50 jurisdicciones de todo el mundo, dijo Campbell. A través de esa investigación y de las observaciones de la comunidad, la ciudad decidió optar por un modelo de respuesta a las crisis de salud mentales no policial, dijo.
Un equipo de respuesta sólo pedirá apoyo policial si sus miembros no son capaces de controlar una situación y una llamada de crisis mental se vuelve violenta. Pero Campbell dijo que las pruebas de modelos similares han demostrado que eso casi nunca ocurre.
Inicialmente, el programa piloto se pondrá en marcha en el noreste y en el centro este de la ciudad el mes que viene. En junio se pondrán en marcha otros dos programas piloto en las zonas noroeste y centro-oeste.
La ciudad dijo que esto le permitirán probar, evaluar y revisar los resultados de este nuevo procedimiento antes de implementar el programa a mayor escala. La implantación del programa en toda la ciudad está prevista para, a más tardar, el 2025. La Policía de Toronto responde en promedio a unas 32 mil llamadas de crisis mental al año en las que no ocurren actos de violencia.