Toronto está considerando un nuevo y ambicioso plan para combatir la falta de vivienda, ya que la pandemia del COVID-19 sigue exacerbando el problema.
Rodrigo Díaz M.
En un informe preliminar desarrollado por la Administración de Refugio, Apoyo y Vivienda en conjunto con United Way, los funcionarios de la ciudad han presentado una serie de estrategias potenciales para sacar a la gente de la calle y mantenerlos alojados.
Una de las principales ideas sugeridas en el informe es que la ciudad alquile y compre edificios y espacios de oficinas antiguos para convertirlos en viviendas permanentes.
Otras propuestas incluyen la transformación de los espacios de refugio de emergencia existentes en unidades de vivienda permanente, la rápida construcción de viviendas modulares y la creación de una red más sólida de recursos para la reducción de daños y la adicción.
El informe no da una idea de cuánto dinero se necesitaría para hacer realidad el plan, pero el diputado de Toronto, Adam Vaughan predice que probablemente costaría cientos de millones de dólares al año.
Vaughan, un defensor del aumento del gasto público en vivienda, reconoce que el precio puede molestar a los residentes preocupados por el aumento de los impuestos, pero dice que el resultado final recortaría significativamente los costos ya asignados al tratamiento de los problemas de la falta de vivienda, así como a la mejora de la sociedad en su conjunto.
En el punto álgido de la pandemia, los riesgos para la salud pública que representaba la falta de vivienda hicieron que la ciudad comenzara a alquilar edificios para ser utilizados como viviendas temporales.
Esto se produjo después de que los campamentos de personas sin hogar en el centro de la ciudad se expandieran rápidamente, impulsados por los brotes del COVID-19 que arrasaron el sistema de refugios de la ciudad y empujaron a muchas personas sin hogar a las calles.
De todas las propiedades arrendadas, las más polémicas han sido tres edificios situados en un barrio de clase media-alta en el centro de la ciudad.
Aunque dos de los tres edificios alquilados en la zona están ahora vacíos, el que queda, el Hotel Roehampton, ha sido objeto de protestas por parte de algunos residentes locales.
La ciudad ha confirmado que la versión final de este informe será presentada al Comité de Planificación y Vivienda el 22 de septiembre.