Rodrigo Díaz M.
Hervir agua para el té todos los días podría ser la clave de una vida sana, según un estudio australiano que ha descubierto que el consumo de té en mujeres mayores tiene efectos positivos.
El estudio, revisado por expertos, en el que se evaluó a más de 800 mujeres de edad avanzada, descubrió que los flavonoides, una sustancia natural presente en bebidas como el té negro y el té verde, podían reportar notables beneficios para la salud.
Se determinó que las participantes encuestadas, todas ellas mujeres con una media de edad de 80 años, tenían menos probabilidades de presentar una amplia acumulación de calcificación de la aorta abdominal (ACC), un marcador o varios riesgos para la salud, gracias a la ingesta constante de flavonoides en su dieta.
La aorta abdominal, que se considera la mayor arteria del cuerpo, transporta la sangre oxigenada del corazón a los órganos abdominales, y la ACC se erige como un predictor fiable de la susceptibilidad a sufrir un infarto de miocardio, un accidente cerebrovascular y, según este reciente estudio, enfermedades cognitivas degenerativas como la demencia tardía.
El estudio, realizado por investigadores del Instituto de Investigación en Nutrición e Innovación Sanitaria de la ECU, determinó que una cohorte de mujeres de edad avanzada sin antecedentes de complicaciones cardiovasculares se beneficiaba en gran medida del consumo de flavonoides en su dieta diaria.
Las participantes en el estudio que tenían una mayor ingesta de flavonoides totales tenían hasta un 39% menos de probabilidades de sufrir una calcificación arterial extensa, según un comunicado de prensa.
Ben Parmenter, uno de los investigadores del estudio, dijo que numerosas fuentes dietéticas contienen flavonoides en altas cantidades, si el té no es de su agrado.
“En la mayoría de las poblaciones, un pequeño grupo de alimentos y bebidas (exclusivamente ricos en flavonoides) contribuyen a la mayor parte de la ingesta total de flavonoides en la dieta”, dijo en el comunicado.
“Los principales contribuyentes suelen ser el té negro o verde, los arándanos, las fresas, las naranjas, el vino tinto, las manzanas, las pasas, las uvas y el chocolate negro”.
El estudio, que se publicó en Arteriosclerosis, Trombosis, and Vascular Biology, analizó a mujeres de entre 78 y 82 años mediante cuestionarios de frecuencia alimentaria y se ajustó en función de los datos demográficos, el estilo de vida y la dieta.