Rodrigo Díaz M.
Un individuo abrió fuego ayer en un edificio universitario del centro de Praga, matando al menos a 15 personas e hiriendo a más de 20 en el peor tiroteo masivo en la historia de la República Checa.
El derramamiento de sangre tuvo lugar en el edificio del departamento de Filosofía de la Universidad Carolina, donde el autor de los disparos era estudiante, según informó el jefe de la Policía de Praga, Martin Vondrasek. El presunto autor de los disparos también murió, según las autoridades. No se ha revelado su nombre.
Vondrasek dijo que había 24 heridos, y las autoridades advirtieron de que el número de muertos podría aumentar.
La policía no dio detalles sobre las víctimas ni sobre el posible motivo del tiroteo en el edificio situado cerca del río Moldava, en la plaza Jan Palach. El ministro checo del interior, Vit Rakusan, dijo que los investigadores no sospechan de la existencia de vínculos con ninguna ideología o grupo extremista.
Vondrasek dijo que la policía cree que el sospechoso mató a su padre en su ciudad natal de Hostoun, al oeste de Praga, a primera hora del día, y que también había estado planeando suicidarse. No dio más detalles.
Se describió al sospechoso como un excelente estudiante, pero no se facilitó más información sobre el individuo.
El sospechoso sufrió “heridas devastadoras”, pero no estaba claro si se suicidó o murió por disparos en un intercambio de disparos con los agentes, dijo Vondrasek, añadiendo que no había “nada que sugiriera que tenía un cómplice”.
El sospechoso poseía legalmente varias armas, y lo que hizo fue “bien pensado, un acto horrible”, dijo Vondrasek.
El edificio donde se produjo el tiroteo está situado cerca del río Moldava, en la plaza Jan Palach, una concurrida zona turística del casco antiguo de Praga. Está a pocos minutos a pie de la pintoresca Plaza de la Ciudad Vieja, una importante atracción turística donde miles de visitantes han disfrutado de un popular mercado navideño.
El gobierno trató rápidamente de acallar las preocupaciones de que la masacre estuviera respaldada por intereses extranjeros.
“No hay indicios de que tenga nada que ver con el terrorismo internacional”, declaró Rakusan. “Es un crimen horrible, algo que la República Checa nunca ha vivido”.