POR ISMAEL CALA
@CALA
El fin de las vacaciones a menudo nos deja una mezcla de sentimientos: por un lado, la nostalgia de los días libres y, por otro, la ansiedad de enfrentar la rutina nuevamente.
Este desafío, aunque común, no es insuperable. Las vacaciones, diseñadas para el descanso y la desconexión, pueden también convertirse en una fuente de estrés post-descanso si no gestionamos adecuadamente el regreso a nuestras actividades cotidianas. Aquí algunos consejos prácticos que pueden ayudarte a hacer esta transición de manera más suave:
1. Planificación anticipada: Antes de concluir tus vacaciones, dedica unas horas a planificar tu regreso. Esto incluye revisar y priorizar tareas, así como establecer un horario realista para la primera semana de regreso. Esta simple acción puede reducir significativamente la ansiedad pre-regreso.
2. Retorno gradual: Si es posible, reintégrate a tus actividades laborales o académicas de manera gradual. Comienza con una carga más ligera y aumenta progresivamente. Según un estudio de la Universidad de California, iniciar con tareas menos demandantes ayuda a mejorar la gestión del tiempo y reduce el estrés laboral.
3. Mantén un elemento vacacional: Incorpora actividades que disfrutaste durante las vacaciones en tu rutina diaria. Si leíste más de lo habitual, trata de mantener el hábito. Si disfrutaste de caminatas, encuentra momentos para pasear. Esto no solo suaviza el impacto del regreso, sino que también enriquece tu rutina diaria.
4. Cuida tu salud: Es común descuidar la dieta y el ejercicio durante las vacaciones. Al volver, enfócate en reintegrar hábitos saludables.
5. Apoyo social: Comparte tus experiencias y sentimientos post-vacaciones con amigos o colegas. Saber que otros enfrentan retos similares puede proporcionar consuelo y nuevas ideas para manejar la situación.
El regreso de las vacaciones puede ser tan revitalizante como el descanso mismo si se maneja adecuadamente. Con un poco de planificación y ajustes, la transición de la libertad del descanso a la estructura del trabajo no tiene por qué ser abrupta. Así, podemos comenzar cada nuevo ciclo con renovadas energías y una perspectiva fresca, listos para enfrentar los desafíos que nos esperan.
Si pasado cierto tiempo prudencial, todavía consideras que te está costando más de lo normal retomar la rutina, tal vez sea el momento de reflexionar profundamente acerca de tu propósito.
Recuerda: No llores porque terminó, sonríe porque sucedió.
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