La falta de espacio es obvia en la ciudad-Estado, donde soluciones innovadoras incluyen el condominio Tree House, que acoge el jardín vertical más grande del mundo, o el parque Gardens by the Bay, donde se alzan los “superárboles”, unas estructuras en espiral que acogen un auténtico vergel.
Casi una decena de vehículos autónomos en prueba circulan por Singapur, convertida en un laboratorio a medida, según los expertos, para el desarrollo de esta futura tecnología de transporte de masas.
Singapur, que se asienta en su mayoría en la isla homónima, registra la tercera mayor tasa de densidad poblacional del mundo con 5,6 millones de habitantes, así como la tercera renta per cápita más alta del mundo.
Después de casi 140 años bajo dominio británico y una breve unión con Malasia, Singapur se independizó en 1965 con una alta tasa de desempleo, escasos recursos naturales y rodeada de hostiles países de mayoría musulmana.
Ubicado en la zona meridional de la península de Malasia, frente a las costas de Sumatra, tiene una superficie de alrededor de 700 kilómetros cuadrados y cuenta con sesenta y tres islas, conformada en una república parlamentaria.
Las autoridades singapuresas convirtieron el país en el siglo XX en un próspero centro financiero y, en el siglo XXI, aspiran a transformarlo en una meca de la tecnología y la robótica.
INVERSIÓN, INVESTIGACIÓN Y JARDINES VERTICALES.
Para lograr sus objetivo de convertirse en el país del futuro, Singapur fomenta la formación en tecnología desde edades tempranas.
El Gobierno invirtió en 2015 cerca de un millón de dólares en un programa llamado PlayMaker en el que unas 160 escuelas de educación infantil fueron equipadas con juguetes tecnológicos que estimulan a los menores.
Los equipos permiten a los niños desarrollar tanto habilidades técnicas, pensamiento lógico y hasta aptitudes para la resolución de problemas y el trabajo en equipo.
No es casualidad que los estudiantes singapureses encabezaran en 2016 el informe Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA), centrado en el ámbito de la ciencia, la comprensión lectora y las matemáticas.
La ciudad-Estado también lideró el año pasado el índice de tecnología de la información publicado por el Foro Económico Mundial, seguida de países como Finlandia, Suecia, Noruega, Estados Unidos, Holanda, Suiza y Gran Bretaña.
La Agencia para la Tecnología, Ciencia e Investigación (A×STAR) desarrolló entre 2011 y 2015 más de 270 patentes anualmente y acoge a más de 2.300 científicos e ingenieros, de los que la mitad son extranjeros de medio centenar de nacionalidades distintas.
Fusionopolis, un parque industrial privado, acoge a más de 1.100 empresas tecnológicas y 45.000 empleados, mientras que Biopolis es un complejo puntero también privado en la biotecnología sanitaria.
UN GOBIERNO EFICIENTE, TECNOLÓGICO Y AUTORITARIO.
La falta de espacio es obvia en la ciudad-Estado, donde soluciones innovadoras incluyen el condominio Tree House, que acoge el jardín vertical más grande del mundo, o el parque Gardens by the Bay, donde se alzan los “superárboles”, unas estructuras en espiral que acogen un auténtico vergel.
Estas zonas verdes absorben el calor y filtran el CO2 de la atmósfera, además de mejorar la fisonomía de la ciudad-Estado.
“(…) la gente vendrá a Singapur y dirá ‘¡he viso el futuro y funciona!'”, dijo el ministro de Asuntos Exteriores de Singapur, Vivian Balakrishnan, durante la inauguración de una exposición tecnológica en Singapur en mayo de 2016.
Singapur es uno de los países con menos corrupción y más eficientes del mundo.
También lleva, desde la independencia, con el mismo Gobierno del Partido de Acción del Pueblo, conocido por sus políticas autoritarias, sobre todo en lo relacionado con la libertad de expresión.
Reporteros Sin Fronteras (RSF) clasifica la libertad de prensa en la próspera Singapur en el puesto 154 de 180 países, superada por naciones como Rusia, Afganistán o Turquía.
La ciudad-Estado cuenta con el mayor índice de millonarios, con uno cada seis hogares, y una banca abierta al capital transnacional, pero carece de salario mínimo por considerarlo contrario a su competitividad.
Las autoridades locales también son conocidas por la rigidez a la hora de aplicar las normativas, incluida la prohibición de vender chicle, excepto los utilizados para la higiene dental o contra el hábito de fumar.
COCHES AUTÓNOMOS.
Casi una decena de vehículos autónomos en prueba circulan por Singapur, convertida en un laboratorio a medida, según los expertos, para el desarrollo de esta futura tecnología de transporte de masas.
Uno de ellos es un minibús sin conductor y con capacidad para quince personas, 11 sentados y 4 de pie, que recorre el campus de la Universidad Tecnológica Nanyang, en el oeste de la ciudad, y el complejo industrial adyacente denominado Cleantech Park.
“Esta es la segunda generación del vehículo. Incorpora muchas lecciones aprendidas de su predecesor (..) en navegación y detección de obstáculos, además de doblar la velocidad y ampliar el número de pasajeros”, señala a Efe Niels de Boer, director del programa para el Centro de Pruebas e Investigaciones para Vehículos Autónomos.
Singapur, que se asienta en su mayoría en la isla homónima, registra la tercera mayor tasa de densidad poblacional del mundo con 5,6 millones de habitantes, así como la tercera renta per cápita más alta del mundo.
“La principal razón que convierte a Singapur en el laboratorio perfecto es el fuerte apoyo del Gobierno para facilitar las pruebas. Los vehículos autónomos son un elemento importante para su estrategia de movilidad urbana (…) Invierten en investigación y preparan al país para el transporte autónomo, tanto en materia legislativa como en infraestructuras”, apunta De Boer.
Al menos otros siete proyectos, participados por compañías privadas y públicas, también se han aventurado a probar sus vehículos sin conductor entre el tráfico de Singapur.
La empresa nuTonomy presume de haber sido la pionera en poner sobre el asfalto la primera flota de taxis autónomos del mundo y trabaja en el lanzamiento comercial de sus servicios en la ciudad-Estado, previsto para 2018.
Desde mediados del año pasado, los coches de nuTonomy transitan de manera experimental por una zona financiera y residencial del norte de Singapur y planean “expandir significativamente” durante 2017 su flota para superar la decena de coches a la par que “estudian” junto con la Administración expandir el área de circulación.
Hasta la fecha, los viajes han sido completamente gratuitos para los pasajeros, cuyas reacciones han sido “muy positivas”, según señala la empresa.
El pasado octubre uno de los autos sufrió un accidente debido a un problema informático, pero la empresa asegura que fue una anomalía “extremadamente rara” que ya ha sido solucionada.
ROBOTS CON MODALES.
Si el androide C-3PO de la película “La Guerra de las Galaxias” fuera una mujer podría parecerse a Nadine, un robot social capaz de reconocer a personas diseñado por investigadores de la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur.
“Me alegro de verte”, responde Nadine al saludo de su creadora, la científica suiza Nadia Thalmann, mientras ambas estrechan sus manos.
“Soy un acompañante social, puedo hablar de emociones y puedo reconocer a personas. Te he reconocido, eres Nadia, encantada de verte otra vez”, explica la androide en un vídeo promocional de la universidad singapuresa.
Con una voz femenina con cierto deje robótico, la androide responde a preguntas sobre geografía y hasta agradece a la doctora Thalmann que le diga que es “muy guapa”.
De hecho, la investigadora se inspiró en su propio rostro para modelar el de Nadine, un prototipo de androide que es capaz de manipular objetos aunque aún no han conseguido desarrollar su capacidad para andar.
Thalmann, científica pionera en tecnología 3D, humanos virtuales y robots humanoides, afirma que los androides del futuro serán inteligentes y podrán hacer compañía como el mítico C-3PO, el dorado autómata de la saga galáctica.
El equipo de investigadores en Singapur ha desarrollado tecnología relacionada con el reconocimiento de rostros y gestos y memoria cognitiva y emocional para Nadine, que funciona con un software inteligente similar a Siri (Apple) o Cortana (Microsoft).
“La novedad reside principalmente en que hemos integrado más funcionalidades en Nadine de las que otros robots humanoides tienen actualmente”, dice a Efe Thalmann, fundadora del laboratorio interdisciplinar MIRALab en la Universidad de Ginebra y contratada desde 2009 en Nanyang.
“Los investigadores trabajan ahora intensamente en IA (inteligencia artificial) y concienciación (reconocimiento de objetos, personas, situaciones, intenciones, etc) y conciencia de sí mismos”, señala.
“Nadine (y otros robots sociales similares en el futuro) debería ser consciente de sí misma y de lo que puede hacer o no”, añade la científica.
Desde 2015, también hay unos robots llamados HOSPI, fabricados por Panasonic, con capacidad para interactuar con humanos en el en el Hospital General Changi, donde algunas operaciones son efectuadas con sofisticados aparatos mecanizados.