En el aire se siente la humedad de la brisa que viene desde del lago Ontario. “Es un gran día”, dice María Eugenia, una anciana que baja del bus 89 y camina encorvada hasta Weston Road # 694.
Guiados por el mismo espíritu de María Eugenia, familias enteras, parejas, jóvenes solitarios, niños, mujeres embarazadas y otras con sus bebé en brazos llegan a participar de la misa del Domingo de Ramos, celebrada en el templo parroquial Nuestra Señora de Guadalupe, uno de los sitios católicos más concurridos por la comunidad latina en Toronto en esta fecha. (Similar panorama se vivía la jornada dominical en las parroquias San Felipe Neri y San Judas Tadeo, donde también se celebran misas en español para la gente de habla hispana).
Antes de empezar la misa, no había espacio ni para poner un pie en la iglesia de Guadalupe. Los fieles, que al ingresar recibían una cruz de palmera en sus manos, ocuparon todos los asientos y pasillos de la capilla. Incluso, habilitaron el comedor y el balcón del ministerio de música para el ingreso de más personas, pero tampoco fue suficiente y los devotos tuvieron que acomodarse en el piso y en las escalinatas para escuchar la misa. A juzgar de los cálculos de los coordinadores de la liturgia, había más de 500 fieles presentes solo en la misa del medio día sin contar, según ellos, los otros 1.500 feligreses que participaron en las dos primeras celebraciones de la mañana. “Es impresionante, ya no tenemos espacio en nuestra capilla”, expresó emocionado y a la vez preocupado uno de ellos.
A las 12:00, la hora del inicio de la celebración, el vicario Omar Alejandro Daza, vestido con una casulla roja con vivos dorados, dio inicio la misa del Domingo de Ramos, recordando el gesto humilde de Jesús que ingresó a Jerusalén montado en un burrito. “Hoy conmemoramos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén”, fueron las primeras palabras que exclamó el sacerdote desde el altar, donde la imagen simbólica de Jesús Crucificado estaba cubierta por una túnica morada, al igual que el Santísimo y la Virgen de Guadalupe. Estas imágenes, según la antigua tradición católica, se cubren para que los files se centren en el misterio de la Pasión y no se desvíen en otras devociones ajenas al sentido de la celebración.
En su homilía, Daza hizo un llamado a imitar los gestos de humildad de Jesús y exhortó a los católicos a meditar la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo durante la Semana Santa. “Solamente en Cristo está nuestra salvación. Hay que tener esa actitud de humildad para meditar la Pasión de Jesús”, expresó el vicario durante el sermón y al final de la celebración hizo la bendición de los ramos, recordando a los fieles la importancia de participar en las actividades de los días de la Semana Santa. Después de la misa, María Eugenia, al igual que todos los fieles católicos, retornaron a sus casas con sus ramos bendecidos y con la fe puesta de vivir una semana diferente.
Papa: “Jesús está en quien sufre la guerra”.
Durante la homilía que pronunció en la Plaza de San Pedro del Vaticano este Domingo de Ramos, el papa Francisco, afirmó que Jesús está presente en aquellos que sufren por un trabajo esclavo por la guerra y el terrorismo, por culpa de los intereses que mueven las armas y dañan con ellas, y en aquellos que ven pisoteada su dignidad y son descartados.
El papa Francisco recordó el entusiasmo de los discípulos que acompañaron a Jesús en su entrada en Jerusalén, una alegría que contagió a los muchachos y jóvenes de la ciudad que no dudaron en unirse al cortejo con sus gritos.
Alexander Terrazas
Periodista boliviano radicado en Toronto