Kelly Arévalo
Toronto, Canadá
Hablar de celebración resulta complicado y un poco incómodo cuando todavía vivimos en medio de la pandemia del COVID-19.
Muchos periódicos de Latinoamérica han publicado con ocasión del día del padre foto reportajes o historias muy dolorosas, pero heroicas, en homenaje a padres fallecidos por el COVID-19.
Trabajadores esenciales, médicos, enfermeros, trabajadores de fábricas y construcción, agricultores, vendedores informales, profesionales, adultos mayores, es una lista interminable de padres que fallecieron y fueron arrebatados de sus familias por la pandemia.
“Día del padre sin ellos” titulaba un periódico boliviano una de sus portadas que indicaba que 73 % de los fallecidos en La Paz por COVID-19 fueron hombres.
En Canadá, muchos padres adultos mayores no han podido visitar a sus hijos debido a las restricciones de movilidad entre provincias y a las medidas de prevención de contagio.
Hemos vivido tiempos difíciles y tenemos que hacer un esfuerzo por valorar las lecciones que hemos aprendido durante esta dolorosa y cruel pandemia.
En la provincia de Ontario es de gran alivio ver como los números de contagios han disminuido considerablemente, y además aplaudir los esfuerzos realizados a todo nivel, incluyendo el excelente trabajo de centenares de voluntarios, muchos de ellos latinoamericanos, para garantizar la vacunación a toda la población mayor de 12 años.
Sin embargo, no podemos perder de vista que el virus sigue amenazando la vida y el desarrollo de nuestros países, hay que seguir todas las indicaciones de las autoridades de salud, y estar conscientes que en otras partes del mundo y en muchos de nuestros países latinoamericanos la pandemia sigue golpeando a muchas familias.
El mercado del consumismo tratará siempre de comercializar la celebración del día del padre. Hagamos algo diferente en este mes de los padres, si tenemos la dicha de tenerlos vivos expresemos a nuestros padres el cariño que les guardamos como hijas o hijos, dediquemos a ellos unas palabras bonitas escritas a mano, si ya partieron, recordemos los momentos buenos, la música que compartimos.
Yo tengo la dicha de tener a mi padre vivo, él se llama David, y puedo decir que en este mes dedicado a ellos, reconozco que mi gusto por la música de Alberto Cortez y los Guaraguo viene de mis primeros años de vida, de compartir con mi padre, de leer el periódico impreso, principalmente el de fines de semana, era eso ir a comprar el periódico y yo me quedaba con la sección de caricaturas o juegos, el saber apreciar unos buenos frijoles volteados con tortillas tostadas, o tomar un vaso de leche de vaca hervida con canela en las mañanas, son recuerdos importantes en mi vida, cosas sencillas pero que sin duda me ayudaron a forjar mi identidad y la persona adulta, la madre, que ahora soy.
Mi padre, al igual que la mayoría de los niños en mi país El Salvador, creció en una familia de escasos recursos, donde no tuvo la oportunidad de culminar una carrera universitaria, pero yo siempre lo vi y lo veo como una persona muy inteligente en todos los sentidos, la falta de oportunidad para estudiar lo llevaron a especializarse en un oficio, y se dedicó a la mecánica automotriz.
Por cuestiones de la vida, mis padres viven separados, mi papá aun está pendiente de nosotras sus tres hijas, llama siempre para saludar y saber de sus nietos, siempre está ahí para nosotras y ahora para sus nietos, yo lo tengo lejos pero muy presente en mi corazón, no tengo ninguna duda que ejerció la paternidad responsable y siempre le digo gracias Papá por todo.
El rol activo del padre en el hogar y la comunidad, la importancia de la responsabilidad paterna y la urgente necesidad de poner fin a las expresiones y acciones de violencia en contra de las mujeres y la familia, son también temas que no podemos dejar de recordar en este mes.
Si todos los padres entendieran y dimensionaran la tremenda influencia que tienen en sus hijos e hijas, seguro que se inclinarían para que esa influencia fuese positiva.
Si todos los padres aceptaran y reconocieran de una vez por todas que expresar cariño, apoyo y amor a sus hijos, a su familia, no es comportamiento débil ni los hace menos hombres, seguro que tendríamos muchas más familias y comunidades con mayores niveles de respeto y felicidad.
A los futuros padres y a los que tienen sus hijos recién nacidos, no desperdicien este tiempo mágico, disfrútenlo en familia con la mayor intensidad. Está comprobado científicamente lo beneficioso para el desarrollo del niño o la niña dedicarles los Mil días para toda la vida, como dice la UNICEF.
Los niños de 0 a 3 años se desarrollan y aprenden con mayor rapidez cuando reciben afecto, comprensión, cuidado, estimulación en un medio ambiente enriquecedor y atención de la salud. Por eso es esa conexión que se construye entre el bebé y el adulto referente lo que hace toda la diferencia y potencia su desarrollo.
Mi saludo entonces para todos los padres, al migrante, al profesional, al obrero, a los que les tocó criar a sus hijos solos, a los abuelos que cuidaron de sus nietos en el rol del padre, sigan esforzándose por ser cada día mejores padres, no se escondan para asumir también las tareas y oficios del hogar. Me consta que durante esta pandemia muchos padres se han portado a la altura y han apoyado en todo en el hogar.
Felicidades en su día.
*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto. Fundadora de la Revista SerSV
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