Rodrigo Díaz M.
Los mediadores internacionales celebraron a finales de la semana pasada una nueva ronda de conversaciones para poner fin a la guerra entre Israel y Hamás y garantizar la liberación de decenas de rehenes, con la esperanza de llegar a un acuerdo que evite un conflicto regional aún mayor.
Estados Unidos, Qatar y Egipto se reunieron con una delegación israelí en Qatar para poner fin a esta fase del conflicto de 10 meses de duración en la que se calcula han muerto unos 40 mil palestinos.
Hamás, que no participó directamente, acusa a Israel de añadir nuevas exigencias a una propuesta anterior que contaba con el apoyo estadounidense e internacional y con la que Hamás se había mostrado un principio de acuerdo.
El portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby, calificó las conversaciones de paso importante y dijo que se espera que se prolonguen, pero que quedaba mucho trabajo por hacer dada la complejidad del acuerdo y que los negociadores se estaban centrando en su aplicación.
Un alto el fuego en Gaza probablemente calmaría las tensiones en toda la región. Los diplomáticos esperan que persuada a Irán y a Hezbolá del Líbano para que no tomen represalias por la muerte de un alto mando de Hezbolá en un ataque aéreo israelí en Beirut y del máximo dirigente político de Hamás en una explosión en Teherán.
Los mediadores llevan meses intentando elaborar un plan en tres fases en el que Hamás liberaría a decenas de rehenes capturados en el ataque del 7 de octubre que desencadenó la guerra a cambio de un alto el fuego duradero, la retirada de las fuerzas israelíes de Gaza y la liberación de los palestinos encarcelados por Israel.
Ambas partes han aceptado en principio el plan, que el Presidente Joe Biden anunció el 31 de mayo. Pero Hamás ha propuesto enmiendas e Israel ha sugerido aclaraciones, lo que ha llevado a cada parte a acusar a la otra de plantear nuevas exigencias que no puede aceptar.
Hamás ha rechazado las últimas exigencias de Israel, que incluyen una presencia militar duradera a lo largo de la frontera con Egipto y una línea que divide Gaza en dos donde registraría a los palestinos que regresaran a sus hogares para erradicar a los militantes.