Rodrigo Díaz M.
Se está preparando un cambio que dará a los consumidores y empresas canadienses un control mucho mayor sobre sus datos financieros, incluido con quién los comparten, en lo que se conoce como banca abierta.
El gobierno federal ha prometido una ley marco en el presupuesto del mes que viene para introducir este sistema en Canadá, después de años de descartar la posibilidad.
Los defensores de la banca abierta en todo el mundo la consideran una forma de fomentar la competencia, cambiar radicalmente la forma de efectuar los pagos y, en general, avanzar hacia un sistema financiero más orientado a las personas.
La banca abierta funciona dando a los consumidores la opción de compartir sus datos bancarios con otras empresas. El uso más común es conceder acceso a aplicaciones y empresas de presupuestación o gestión del dinero, de modo que un cliente pueda agrupar diferentes cuentas bancarias y tarjetas de crédito en un solo lugar.
Otros usos emergentes son la simplificación de los pagos, la contabilidad automatizada y la gestión de las finanzas empresariales.
Uno de los mayores ámbitos de crecimiento es el de las evaluaciones crediticias. Con la banca abierta, los prestamistas podrían acceder directamente a los datos bancarios de un individuo, de modo que pueden ver más allá de las puntuaciones de crédito. Los consumidores también pueden utilizarla para aumentar su puntuación crediticia, por ejemplo, demostrando que pagan el alquiler de forma fiable.
Este modelo, que el gobierno federal denomina “banca orientada al consumidor”, forma parte de un cambio más amplio para dar a los ciudadanos más control sobre los datos que las empresas recopilan sobre ellos.
Pero, aunque el sistema actual puede sufrir una sacudida, muchos pueden mostrarse escépticos sobre la magnitud y la rapidez del cambio.
El sistema tuvo una captación bastante baja cuando se lanzó en Europa en el 2019, dijo Aris Bogdaneris, jefe de banca canadiense de Scotiabank, en un día de inversores. Incluso en el Reino Unido, donde fue un sistema pionero en el 2018, solo alrededor del 11% de los consumidores británicos utilizaban la banca abierta en junio pasado, según Open Banking Ltd., encargada de implantar el sistema en el país.
En Canadá, con más concentración bancaria y una cultura bancaria conservadora, la adopción será probablemente más lenta.