Por Raquel G. Molina.
EFE/REPORTAJES El humo del tabaco contiene más de 4.000 sustancias químicas, de los cuales al menos 250 son nocivos y más de 50 causan cáncer. La mayoría de ellas se producen en la combustión, por lo que los neumólogos alertan sobre los efectos perjudiciales de todos los tipos de tabaco (cigarrillos, puros, tabaco de liar, pipas de agua…).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaco es responsable de aproximadamente 7 millones de muertes cada año, de las cuales 6 millones son consumidores directos y alrededor de 890.000 son fumadores expuestos al humo ajeno.
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) destaca la incidencia del tabaco sobre la enfermedad cardiovascular y la respiratoria, que puede llegar en el peor de los casos a la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), el desarrollo de diferentes tipos de cáncer, como pulmón o laringe, o graves complicaciones cardíacas.
COMPOSICIÓN DEL CIGARRILLO.
Las principales sustancias del humo del tabaco que producen enfermedades son la nicotina, el monóxido de carbono, alquitranes, nitrosaminas y sustancias oxidantes.
Además, contiene gases irritantes y metales que, aunque se encuentran en dosis relativamente bajas, tienen importantes efectos perjudiciales sobre la salud del fumador y de las personas que lo rodean.
Así lo afirma el estudio de varias marcas de tabaco realizado por el investigador de la Universidad de Alicante, Antonio Marcilla. Según este análisis, los cigarrillos producen diferentes cantidades de sustancias tóxicas que quedan retenidas en nuestros pulmones por la acción de los alquitranes como si fuesen los filtros de los cigarrillos.
“La composición de la corriente principal inhalada por el fumador varía ligeramente respecto de la del secundario exhalado, que es el que pasa a los fumadores pasivos”, explica este catedrático. Estudios posteriores han demostrado que estas sustancias nocivas también están presentes en el humo ajeno.
La nicotina es el componente mayoritario del tabaco y responsable de la adicción. De acuerdo con la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), por cada cigarrillo un fumador ingiere entre 1 y 2 miligramos de nicotina. Esta droga se distribuye rápidamente por el sistema nervioso: en sólo 7 segundos llega al cerebro, y en 20 alcanza las extremidades inferiores.
El otro componente principal en el humo del tabaco es el monóxido de carbono (CO), un gas tóxico e inodoro que se emite también como residuo en los coches y en la combustión incompleta de las calderas, las estufas y las cámaras de gas.
El portavoz y vicepresidente segundo del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), el doctor Andrés Zamorano, informa sobre el daño cardiovascular que produce esta sustancia. “El CO tiene mayor afinidad por la hemoglobina que el oxígeno, de forma que la sangre de los fumadores transporta monóxido de carbono y oxigena menos sus órganos”.
Los análisis químicos identifican en el tabaco también pequeñas dosis de matarratas (arsénico), restos de baterías (cadmio) e incluso combustible para cohetes (metanol). De acuerdo con el doctor José Ignacio de Grandas, coordinador del Área de Tabaquismo de la SEPAR, se trata de sustancias carcinógenas, gases irritantes, sustancias oxidantes y metales.
Entre las sustancias carcinógenas destacan hidrocarburos aromáticos policíclicos (benceno, tolueno) y las nitrosaminas.
Los gases irritantes, como el formaldehído o el cianuro de hidrógeno, y los radicales libres y oxidantes (NO) actúan alterando los mecanismos de defensa del pulmón. “De ahí las toses, faringitis, catarros y bronquitis habituales en los fumadores”, remarca el coordinador de la SEPAR.
Además, el tabaco contiene metales mutagénicos, como el berilio y el níquel, y elementos radiactivos entre los que destaca el polonio 210. “Se calcula que un fumador medio irradia a sus bronquios una dosis de 8 a 9 rads en el transcurso de un año, lo que equivale a unas 300 radiografías de pecho” señala Andrés Zamorano.
La absorción de sustancias depende del pH y de la solubilidad. Esto explica que una de las estrategias seguidas por las tabacaleras sea la de añadir aditivos mediante un proceso final de fabricación denominado “salseo”.
Por ejemplo, para que la nicotina se transfiera más rápidamente a la sangre y aumente la dependencia, se aumenta el pH añadiendo amoniaco, según de Grandas.
ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES Y RESPIRATORIAS.
“El tabaco está relacionado con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias principalmente. Los efectos de las sustancias que contiene están directamente relacionados con el desarrollo de estas patologías que causan la muerte de la mitad de los fumadores”, añade el doctor José Ignacio de Grandas.
Según los datos de la SEPAR, la nicotina aumenta la tensión arterial y la frecuencia cardíaca. Tan sólo un cigarrillo eleva entre 10 y 15 latidos por minuto. El CO también dificulta la circulación de la sangre, estrecha los vasos sanguíneos y facilita la formación de coágulos.
El 75% de las muertes súbitas por trombosis coronarias se producen en fumadores. De Grandas señala la conocida como “enfermedad del escaparate”, derivada de los problemas de circulación en las piernas, que en los casos más graves puede obligar a una amputación.
De acuerdo con los informes de la AECC, la nicotina se relaciona con la muerte por fallo respiratorio en dosis altas (40-60 mg). El tabaco está directamente relacionado con las enfermedades respiratorias, entre ellas el 80% de los casos de EPOC, y es un agravante del asma.
Además, el humo del tabaco contiene gases que irritan las vías respiratorias y favorecen la aparición de infecciones. El vicepresidente del CNPT señala la acroleína “un gas tóxico que es irritante bronquial y causa de enfisema pulmonar”.
OTROS EFECTOS TÓXICOS DEL TABACO SOBRE LA SALUD.
La presencia de sustancias carcinógenas relaciona el consumo de tabaco con el desarrollo del 30% de tumores malignos. Los informes demuestran que algunos tipos de cáncer están producidos directamente por el propio tabaco (pulmón, laringe, esófago, boca) y otros asociados a él (páncreas, colon, estómago, riñón, mama, cuello de útero, hígado,…).
Según informa el doctor Andrés Zamorano, “los fumadores tienen de dos a diez veces más posibilidades de padecer cáncer de vejiga por su contenido en 2-naftilamina y 4-aminobifenilo”. Asimismo, está demostrado que el benceno produce leucemia y cáncer cerebral y hepático.
Además, existe relación entre el tabaquismo y el estado nutricional. Los estudios de toxicidad demuestran que fumar no sólo altera el sentido del gusto y del olfato, sino que disminuye la absorción de vitamina B, de la efectividad de la saliva y aumenta la producción de radicales libres que aceleran el envejecimiento.
Se ha demostrado asimismo su relación con la infertilidad, y en el caso de la mujer embarazada las sustancias químicas también pueden atravesar la placenta y provocar alteraciones en el feto, parto prematuro o aborto.
Cuando se inhala humo ajeno, el riesgo puede ser incluso mayor. “El cadmio es un carcinógeno pulmonar que se encuentra en concentraciones seis veces superiores en el humo de los fumadores pasivos que de los activos”, informa el portavoz del CNPT.
El Dr. de Grandas destaca el problema del tabaco de tercera mano, que se encuentra en la superficie de lugares cerrados donde se fume (mesas, sofás, alfombras…). La nicotina que se deposita en estos lugares se transforma en nitrosaminas y tiene efectos cancerígenos en terceras personas.
Los expertos alertan de la presencia de estas sustancias se encuentra en todos los tipos de tabaco, y avisan de que sus efectos de toxicidad pueden aparecer independientemente del consumo. “No hay ningún consumo seguro a la hora de desarrollar enfermedades”, advierten desde la SEPAR.