Ver los objetos como si los estuviéramos mirando a través de un parabrisas sucio o empañado es uno de los síntomas de la catarata. Los especialistas explican en qué consiste la cirugía para resolver este problema de visión tan habitual entre las personas mayores.
DESTACADOS.
+++ La pérdida de transparencia del cristalino es lo que conocemos como catarata y es una consecuencia del envejecimiento natural del ojo, por lo que la mayoría están asociadas a la edad.
+++ la Sociedad Española de Oftalmología recuerda que hay algunos factores que aumentan el riesgo de desarrollar cataratas como la diabetes, la exposición prolongada a radiación ultravioleta, el tabaco, la obesidad o la hipertensión arterial, entre otros.
+++ Esta entidad señala que algunas cataratas progresan rápidamente, de modo que la visión disminuye de manera notable en unos meses, mientras que otras apenas varían con el paso del tiempo.
El cristalino es una lente natural que tenemos en el ojo y que sirve para enfocar los objetos. “Es necesario que el cristalino sea transparente para que la luz pase al interior del globo ocular y así la imagen se proyecte correctamente en la retina”, precisan los especialistas del Instituto Oftalmológico Gómez-Ulla de Santiago de Compostela (noroeste de España).
De hecho, la pérdida de transparencia del cristalino es lo que conocemos como catarata.
“La catarata produce una pérdida de visión progresiva e indolora. Es habitual la sensación de visión borrosa y la intolerancia a la luz intensa, de modo que es posible ver halos alrededor de focos de luz como los faros de los coches o las farolas”, indican desde la Sociedad Española de Oftalmología (SEO).
“También se puede producir una percepción alterada de los colores, como si hubieran perdido su intensidad. Además, en ocasiones, el paciente experimenta cambios frecuentes en la graduación de sus gafas o lentes de contacto”, añaden desde la SEO.
Esta entidad señala que la catarata es una consecuencia del envejecimiento natural del ojo por lo que la mayoría de las cataratas están asociadas a la edad. “La edad de aparición es variable aunque, por lo general, empiezan a ser significativas a partir de los 60 años”, apunta.
ENVEJECIMIENTO Y FACTORES DE RIESGO.
De igual modo, la Academia Americana de Oftalmología indica que el envejecimiento es la causa más común de cataratas.
Según explica, esto se debe a cambios normales que se van produciendo en el ojo desde aproximadamente los 40 años.
“A partir de esa edad, las proteínas del cristalino comienzan a desintegrarse, lo que hace que el cristalino se vuelva nublado. Las personas de más de 60 años suelen tener el cristalino algo nublado, aunque puede que no presenten problemas de visión hasta años más tarde”, manifiesta.
No obstante, la Sociedad Española de Oftalmología recuerda que hay algunos factores que aumentan el riesgo de desarrollar cataratas:
– Padecer ciertas enfermedades, por ejemplo diabetes o distrofia miotónica.
– La exposición prolongada a radiación ultravioleta.
– El consumo de tabaco.
– La obesidad.
– La hipertensión arterial.
– Padecer enfermedades oculares como la uveítis.
– Haberse sometido a cirugías oculares.
– Los traumatismos oculares.
– El uso prolongado de algunos fármacos (sobre todo corticoides, especialmente orales e inhalados.
– El tratamiento con radioterapia.
Asimismo, los oftalmólogos de la SEO subrayan que algunas cataratas progresan rápidamente de modo que la visión disminuye notablemente en unos meses mientras que otras apenas varían con el paso del tiempo.
RECOMENDACIONES Y TRATAMIENTO.
Por ello, recomiendan acudir a revisiones periódicas con el especialista, pues es el único modo de conocer y controlar la evolución de la catarata.
Para corregir la pérdida de visión que ocasiona esta patología, el único tratamiento disponible es la cirugía, pues no hay colirios ni medicamentos que puedan recuperar la transparencia del cristalino.
Pero, ¿en qué consiste esta intervención? En primer lugar, la mayor parte de las cirugías de catarata se realizan con anestesia en gotas o con una pequeña inyección de anestesia que se aplica junto al globo ocular.
De esta manera, el paciente pude ser dado de alta el mismo día de la operación.
La técnica quirúrgica más empleada para extraer la catarata se llama facoemulsificación.
“Consiste en acceder al interior del ojo a través de pequeñas incisiones en la córnea. Una vez dentro, se procede a disolver la catarata con un aparato denominado facoemulsificador”, indican desde la SEO.
“Este instrumento emplea la energía de los ultrasonidos para cortar la catarata en microfragmentos y aspirarlos fuera del ojo. Una vez que se ha realizado la extracción de la catarata, se coloca una lente intraocular en el lugar que ocupaba el cristalino”, detallan estos expertos de la SEO.
De igual modo, los especialistas del Instituto Oftalmológico Gómez-Ulla subrayan que el objetivo de la cirugía es “corregir el defecto refractivo residual para que el paciente pueda disminuir su dependencia de las gafas y ver nítidamente a todas las distancias”.
“Para ello, se suelen implantar lentes multifocales o trifocales que permiten ver en distancia lejana, intermedia y cercada con un grado óptimo de satisfacción”, añaden.
En este sentido, comentan que será el oftalmólogo quien recomiende a cada paciente la lente ideal a implantar después de un estudio detallado de sus necesidades.
No obstante, la Sociedad Española de Oftalmología advierte de que, aunque cada lente que se implanta tiene la graduación correspondiente al ojo operado, eso no garantiza la independencia de las gafas tras la operación.
Por Purificación León.
EFE/REPORTAJES