— La tradición del árbol de Navidad comenzó en Alemania a principios del siglo XVII y está vinculada a la veneración pagana por los árboles.
— La figura de San Nicolás ha evolucionado por obra de la publicidad comercial hasta la imagen del Papá Noel actual.
— La “poinsettia”, planta originaria de México y Guatemala, es el vegetal estrella de la Navidad en todo el mundo.
Tras los reencuentros familiares, los recuerdos, las celebraciones, los buenos sentimientos, los propósitos para el nuevo año y el consumismo propio de la Navidad se esconde una de las manifestaciones religiosas y culturales más importantes de la humanidad, cargada de simbología.
El 25 de diciembre fue la fecha establecida por el cristianismo en el siglo III para la conmemoración del nacimiento de Jesús de Nazaret, haciéndolo coincidir con las celebraciones paganas del solsticio de invierno, propias del Imperio Romano, pero que también tenían lugar en otras culturas, como la inca o la azteca.
La coincidencia de fechas de los ritos paganos y cristianos facilitó la asimilación de la nueva religión y consolidó la celebración de la Navidad, con elementos que se han mantenido hasta nuestra época, como las ceremonias religiosas, y otros que se han ido incorporando a lo largo del tiempo, como el abeto navideño.
ORIGEN DEL ÁRBOL.
Uno de los elementos más reconocibles y extendidos de la Navidad es el árbol, y el ritual de decorarlo en familia con luces, lazos, bolas de colores y coronado por una estrella. Además, el encendido de los grandes abetos en las principales ciudades del mundo se ha convertido en uno de los eventos que mayor expectación levanta en esta época del año.
“La del árbol de Navidad es una tradición germánica a la que se atribuyen diversos orígenes, desde San Bonifacio, en torno al año 723, a Lutero y que, en la versión que conocemos actualmente, se extendió en Europa en el siglo XIX. Igual que la fecha de celebración de la Navidad, la tradición del árbol está relacionada con los ritos anteriores al cristianismo, en este caso, a la veneración pagana por los árboles”, como explica el investigador José Pedro Marín Murcia en su repaso por la historia del árbol de Navidad.
El árbol de Navidad tal y como ha llegado hasta nuestros días se colocó por primera vez en Alemania en 1605, y llegó a Finlandia e Inglaterra dos siglos más tarde. En 1840 se mostró al gran público en el castillo de Windsor (Inglaterra), y las ilustraciones de la familia real británica junto al árbol lo hicieron muy popular, llegando hasta los Estados Unidos, según indica el experto a Efe.
Por otra parte, esta costumbre de plantar el árbol se inició en España en 1870, año en el que se colocó el primero en el palacio de Alcañices, en Madrid, en la localización que hoy ocupa el Banco de España. Vino de la mano de una princesa rusa, viuda de un hermanastro de Napoleón, llamada Sofía Troubetzkoy, según refleja el diario español ABC.
Tras la popularización del árbol típico de navidad en Europa y Estados Unidos, la tradición se extendió finalmente hasta toda América Latina.
PAPÁ NOEL Y LA TRADICIÓN DE LOS REGALOS.
Aunque la figura de Papá Noel o Santa Claus es la más extendida por influencia de la
cultura estadounidense, la tradición de los regalos de Navidad está representada por otras figuras como el Niño Jesús o el Niño Dios, en países como Colombia o Venezuela, o los Reyes Magos en Argentina, Puerto Rico o España.
La versión de Papá Noel, Santa Claus o San Nicolás que ha llegado a nuestros días es la de un personaje que vive en el Polo Norte y que, con la ayuda de varios renos voladores que tiran de su trineo, reparte regalos a los niños durante la noche del 24 de diciembre.
El característico color rojo de la ropa de Papá Noel es obra del dibujante Thomas Nast, y fue popularizada por la compañía estadounidense Coca-Cola, que la comenzó a utilizar en sus campañas publicitarias en 1920 hasta que, en 1931, esta corporación creó su propia versión de Santa Claus. (http://www.cocacolaespana.es/historias).
La imagen de Papá Noel había llegado a Estados Unidos en el siglo XVII procedente de la europea Holanda, donde san Nicolás (Sinterklass) deja regalos a los niños un poco antes que en otros lugares, concretamente el 5 de diciembre.
El origen de la figura de Papá Noel está inspirado en el obispo San Nicolás de Myra, que vivió en el siglo IV en lo que hoy es Turquía y que, según cuenta la leyenda más popular, salvó a tres jóvenes pobres de ser vendidas por su padre dejando unas monedas de oro.
La versiones de esta historia varían, dando lugar a diferentes elementos que se mantienen aún durante las Fiestas para recibir los regalos. Según una de ellas, san Nicolás dejó zapatos llenos de oro en la ventana del cuarto, y según otra, lo que dejó fueron sacos llenos de oro, aunque la más popular es la que dice que dejó caer las monedas de oro por la chimenea, y que cayeron dentro de unas medias de lana.
LAS PLANTAS DE LA NAVIDAD.
En América Latina la protagonista de las Fiestas por excelencia es la ‘Nochebuena’ o ‘poinsettia’, una planta originaria de México y Guatemala empleada para la celebración de la Navidad desde el siglo XIX, y que posteriormente recogieron en Europa y Estados Unidos.
Debe su nombre al botánico y embajador de EE.UU. en México, Joel Roberts Poinsett, que desde que descubrió este vegetal comenzó a regalarla en Navidad, dándola a conocer y convirtiendo el regalo de esta planta en toda una tradición.
Conocida también como ‘flor de Pascua’, ‘pastora’, ‘flor de Navidad’ o ‘corona del inca’, la “poinsettia” es un arbusto de hojas triangulares que los aztecas usaban en ceremonias religiosas, ya que consideraban que su color rojo era símbolo de pureza.
Otra de las plantas también usadas para la decoración navideña está el muérdago, desde que los británicos comenzaron a usarla en las fiestas en el siglo XVIII, continuando así el vínculo navideño con las creencias paganas, que otorgaban a esta planta cualidades
mágicas.
El beso bajo una rama de muérdago en busca de la buena suerte es una de las imágenes icónicas de las películas navideñas y tiene su origen en la mitología escandinava y se remonta al siglo XVII, dado que en esta región europea el muérdago era considerado una planta de paz.
La mitología pagana también atribuía propiedades mágicas al acebo y los romanos lo regalaban a las parejas de recién casados como símbolo de buena suerte. El acebo llegó a la Navidad gracias a los irlandeses, que fueron los primeros que lo utilizaron para la decoración de las fiestas.