El presidente de Rusia, Vladimir Putin, aseguró que Rusia ha terminado de desarrollar una vacuna para combatir el COVID-19 y que una de sus hijas ya se ha vacunado.
Rodrigo Díaz M.
Esta semana Rusia se convirtió en el primer país en registrar oficialmente una vacuna contra el coronavirus y declararla lista para su uso, a pesar del escepticismo de la comunidad científica internacional. El presidente Vladimir Putin dijo que una de sus hijas ya se le ha administrado la nueva vacuna.
Putin enfatizó que la vacuna se sometió a las pruebas necesarias y ha demostrado ser eficiente, ofreciendo una inmunidad duradera contra el coronavirus. Sin embargo, los científicos nacionales y extranjeros han dado la alarma de que la prisa por empezar a utilizar la vacuna antes de los ensayos de tercera fase, que normalmente duran meses y en los que participan miles de personas, podría resultar contraproducente.
En una reunión del gobierno el martes, Putin dijo que la vacuna ha sido probada adecuadamente y es segura.
“Me gustaría repetir que ha pasado todas las pruebas necesarias”, dijo. “Lo más importante es asegurar la seguridad total del uso de la vacuna y su eficiencia”.
El líder ruso dijo que una de sus dos hijas había recibido dos inyecciones de la vacuna.
“Ella ha participado en el experimento”, dijo.
Putin explicó que su hija tenía una temperatura de 38 grados el día de la primera inyección de la vacuna, y luego bajó a poco más de 37 al día siguiente. Después de la segunda inyección, ella tuvo de nuevo un ligero aumento de temperatura, pero luego todo terminó, dijo.
“Se siente bien y tiene un alto número de anticuerpos”, declaró Putin. No especificó cuál de sus dos hijas, María o Katerina, recibió la vacuna.
Las autoridades rusas han dicho que los trabajadores médicos, los profesores y otros grupos de riesgo serán los primeros en ser vacunados. La viceprimera ministra, Tatyana Golikova, dijo que la vacunación de los médicos podría comenzar ya este mes.
El ministerio de salud de Rusia dijo que se espera que la vacuna provea inmunidad contra el coronavirus que causa el COVID-19 hasta por dos años y que la producción a gran escala de la vacuna comenzará en septiembre. La vacunación masiva podría comenzar ya en octubre.
Cuando la pandemia golpeó a Rusia, Putin ordenó a los funcionarios estatales que acortaran el tiempo de las pruebas clínicas para las potenciales vacunas contra el COVID-19.
A medida que se declararon completados los ensayos, surgieron preguntas sobre la seguridad y la eficacia de la vacuna. Algunos expertos no aceptaron las garantías de las autoridades rusas de que la vacuna producía la respuesta inmunológica deseada y no causaba efectos secundarios significativos, señalando que esas afirmaciones deben estar respaldadas por datos científicos publicados.
La Organización Mundial de la Salud dijo que todos los prototipos de vacunas deberían pasar por etapas completas de pruebas antes de que sean hechas disponibles al público. Los expertos han advertido que las vacunas que no se prueban adecuadamente pueden causar daños de muchas maneras, desde un impacto negativo en la salud hasta la creación de una falsa sensación de seguridad.